Cia. Moi Jordana: fabricantes de recuerdos

La Cia. Moi Jordana lleva entreteniendo a pequeños y mayores desde 2013. Con ‘Mon Petit Cirque’ hacen realidad un sueño: tener su propio circo itinerante.
La Cia. Moi Jordana ganó el Premio Zirkólika de votación popular en 2023 por “Taller de malabars. L’espectacle”
Girona, 3 de mayo de 2025. Hacía un sol de justicia cuando pocos minutos antes del mediodía entré al circo descapotable de la Cia. Moi Jordana y me senté en su grada de madera. Poco después, me fijé en un niño que se sentó en el suelo, justo enfrente mío, alrededor de la alfombra circular que dibuja la pista.
La función de este circo de proximidad empezó en un plis plas. Moi llegó cargado de paquetes y preguntó a Carla si había llegado Monsieur Loyal. Todavía no… Así que empezó a hacer tiempo entreteniéndonos con lo que primero que le venía a la cabeza.
De vez en cuando miraba al susodicho niño y me alegraba al verle como aplaudía y reía. Como por arte de magia regresé por un instante a mi cada vez más lejana infancia y me acordé del Circo Continental de los Hermanos Amorós-Silvestrini: de cómo montaban y desmontaban la carpa, del domador de tigres Taras Bulba, de los payasos Hermanos Martini… Instantes que han quedado para siempre guardados en algunos de los cajones que salvaguardan retales de mi vida.
Quizás dentro de unos años, cuando este niño sea adulto, recordará en algún momento algo de cuanto aconteció el sábado pasado en este pequeño gran circo propiedad de una pareja de soñadores.
Tal vez todo se convierta en recuerdos borrosos de un payaso que sudó la tinta gorda para presentarnos esta oda a la inocencia y al poder de la imaginación y dar la impresión que todo acontece por vez primera.

Noel Clarasó Daudí dijo: “Suprimir toda palabra inútil. Simplificar la frase. Simplificar la idea. Suprimir, suprimir. Esta es la fórmula para escribir bien, y para hacerlo todo bien.”
Eso mismo es lo que hacen Moi y Carla en este espectáculo: desprenderse de lo superfluo, aplicando la fórmula mágica de menos es más. Y así, con un planteamiento sencillo y mucho oficio, consiguen meterse al público en el bolsillo de principio a fin. Estos fabricantes de recuerdos son ‘La alegría que pasa’, pero a diferencia de lo que sucede en esta obra de Santiago Rusiñol, doy fe que triunfaron a su paso por Girona.