Dumbo

Dumbo

La nueva versión de Dumbo, el clásico de Disney de 1941, realizado por Tim Burton, no ha tenido el éxito que se esperaba ni ha convencido a los numerosos seguidores de este director, creador, entre otras, de Beetlejuice (1988), Big Fish (2003) o Big Eyes (2014). Aunque el personaje principal, el bebé de elefante con orejas gigantes, encaja dentro de su imaginario —lo diferente, el otro, un extraño dentro de la normalidad—, en este caso no ha sabido trasladar toda la emoción e intensidad, incluso melancolía, que sí contenía la versión original, una de las primeras películas de Disney que, a pesar de ser una animación “barata y sencilla”, constituyó un gran éxito económico.

Tim Burton ha contado para la realización de Dumbo con un elenco excepcional que, sorprendentemente, tampoco ha ayudado a su éxito. Danny DeVito es Max Medici, el propietario del circo de los hermanos Medici, un circo carcomido por la pobreza que viaja en destartalados vagones de tren por toda la geografía americana. Colin Farrell es Holt Farrier, una antigua estrella de circo que vuelve de la guerra después de perder un brazo y que se encuentra con sus dos hijos huérfanos tras la muerte de su madre y que sus caballos han sido vendidos para que el circo subsistiera.

Michael Keaton es el malo de la película, V. A. Vandevere, el loco empresario de Dreamland, un parque de atracciones futurista, con una estética steampunk muy en la línea de Burton. La enigmática Eva Green es Colette Marchant, una trapecista con un pasado oscuro que será la encargada de pilotar a Dumbo hasta Dreamland. Tim Burton se ha querido rodear de algunos de sus actores fetiche y así configurar una pequeña familia de amigos alrededor de este proyecto.

A pesar de ello, el resultado no ha sido el esperado y hay muchas críticas negativas y muchos seguidores decepcionados. Incluso los hay que, comparando ambas películas, echan de menos secuencias clave como la de la gran borrachera de los elefantes rosas. En la película de animación es una secuencia memorable que es casi un homenaje a los viajes con LSD; en la de Burton es simplemente un guiño y los elefantes rosas no surgen de una borrachera sino de unos animadores que hacen pompas de jabón. Por otro lado, el tratamiento que se le da al circo en la Dumbo actual no escapa de los tópicos a los que ya estamos acostumbrados: huérfanos, pobreza, personajes marginales, un jefe excéntrico y poco o nada de circo de verdad.

A pesar de todo ello a mí me ha gustado y he disfrutado con esta nueva versión. Me quedé muy impresionado con la maravillosa marioneta del elefante orejudo, con ojos grandes y vidriosos de tristeza, que manipula el pequeño actor Edd Osmon, conocido por su participación en Star Wars. Episodio VIII: Los últimos Jedi (2017). El actor interpretaba al elefante vestido de verde con unos pequeños zancos que le permitían imitar los movimientos del bebé elefante que luego sería rematado mediante imágenes generadas por ordenador.

También me ha gustado ver en la película a nuestros amigos, y excaramperos, Miguel Muñoz y Zenaida Alcalde, que dan vida a los personajes Ivan the Wonderful y Catherine the Greater, los ilusionistas del circo de Max Medici, y se encargan de cuidar de Milly y Joe, los hijos de la antigua estrella circense Holt Farrier, antes de que este regrese de la guerra. No es que tengan un papel protagonista ni determinante en la película, pero sí que aparecen en casi todas las secuencias y permanecieron durante los cinco meses de rodaje en Londres. Miguel nos cuenta: “El trato con Tim Burton era genial, es un hombre muy amable y cariñoso y la pasión y humor que le pone a su trabajo contagia a todo el equipo, siempre explicaba lo que quería de forma sencilla y haciéndote sentir bien. Entrar en los sets era alucinante, cada estudio era un mundo nuevo lleno de detalles donde llegabas a perder la noción de la realidad, los vestuarios diseñados por Colleen Atwood (poseedora de varios premios Óscar) eran increíbles, cuando los veías en los sets de rodaje encajaban perfectamente”.

Además, el final de la película es un canto a la tan actual libertad de los animales y la desaparición de los animales salvajes en los circos. Los elefantes, la mamá elefante tildada de loca y el pequeño Dumbo, vuelven a su hábitat natural donde se encuentran con decenas de compañeros que sorprendentemente aún conservan intactos sus tan codiciados colmillos.

El circo siempre ha sido un tema muy atractivo para creadores de toda índole y, sobre todo, para muchos guionistas y directores de cine. Su visión difícilmente encajará con la que tenemos los que nos dedicamos al circo de verdad, pero siempre es de agradecer que se acuerden de nosotros y que la gran pantalla acoja historias circenses sean como sean. En este caso, Tim Burton nos ha mostrado un circo de personajes demasiado planos, para mi gusto, pero nos ha proporcionado dos horas de entretenimiento familiar que tienen como símbolo dos trompas entrelazadas a través de los barrotes de una jaula.

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