Victor Sánchez Circovito

Victor Sánchez Circovito

Actuó en la última edición del parisino Cirque du Demain. Y en verano pasado estuvo en el NewComers de Leipzig, en Alemania. Víctor Sánchez ha pasado por algunos de los festivales más importantes de Europa y no es casualidad: acumula mucho trabajo y formación a sus espaldas. Profesor también de la escuela de circo CAU de Granada, charlamos con este equilibrista especialista en cuerda floja para conocer su intensa carrera y hablar de su compañía: Circovito.

Al madrileño Víctor Sánchez el circo no le llegó de pequeño. Fue más adelante, cuando rondaba los 20 años y empezaba a entender que los trabajos de ocho a tres en una oficina no eran para él. Empezaba a acercarse a los malabares, a la acrobacia, al equilibrio… Y comenzó a hacer incursiones en el mundo circense de la mano de la Asociación Cultural Gruñidos Salvajes, donde hizo sus primeros cursos y, más tarde, en distintas etapas de estudio en la Escuela Municipal de Circo de Alcorcón.

El tiempo lo debía compartir con sus estudios universitarios de Empresariales, pero cada vez más se veía haciendo equilibrios sobre una cuerda que con las cuentas de una empresa. Aún así, se licenció y su primer trabajo le permitió ahorrar y hacer su primera inversión seria en el circo: su primer curso anual. Lo intentó en Carampa, pero acabó en Charivari, la escuela de Roberto Gasca, donde tuvo de profesor al ruso Vasily Protsenko. Un momento clave en su vida artística fue cuando supo que lo suyo eran los equilibrios.

Víctor fue dejando los balances, los ingresos y gastos, las tablas en excel y fue sustituyéndolos por pelotas, monociclos y acrobacias mientras se abría camino en el circo. Sus primeros trabajos fueron en la compañía Mi rumba: pasacalles, actuaciones para colegios, mercados medievales, cabalgatas… Luego pasó al teatro circo con la compañía La Fábrica de Sueños y más tarde dio un paso adelante gracias a su papel en la obra I wanna be famous, de la compañía La Cubana, con la que actuó en la Gran Vía. Su trabajo como actor fue creciendo y el de artista de circo también, así que más tarde formó parte de Circo Efímero, compañía de Valladolid con la que estuvo dos años recorriendo España y México y en la que coincidió con artistas como El Gran Rufus.

“Hasta entonces había trabajado disciplinas como los malabares, aéreos, equilibrios acrobáticos, monociclo… pero llegó el momento en el que opté por especializarme”, cuenta Víctor. Lo hizo en cuerda floja y su apuesta fue fuerte: se matriculó en la Escuela Nacional de Circo de Moscú. “Fue una etapa intensa. Muy interesante a nivel de disciplina, de tradición, de cómo entienden allí el circo y de lo que representa”, explica este madrileño, que subraya la importancia que tuvo esta etapa en su técnica, igual que los tres meses que estudió cuerda floja en La Habana o la experiencia de los dos inviernos que pasó en el Espace Catastrophe de Bruselas.

Su formación iba dando frutos. Y, aunque en 2008 comenzó a trabajar junto a Nacho Flores en un dúo de cable y cuerda, fue en 2009 cuando se lanzó a crear su compañía en solitario, Circovito. Entonces, no se lo pensó, hizo la maleta y se lanzó a recorrer Europa. “Fueron mis primeras funciones en la calle y fue una experiencia muy bonita e interesante”, cuenta Víctor, que de aquella etapa recuerda especialmente su participación en el Festival des Artistes de Rue en Vevey, Suiza, donde obtuvo el segundo premio del jurado. Fueron los inicios del espectáculo Equilibrando ilusiones, con el que lleva ya seis años de gira por todo el país y gran parte de Europa en países como Bélgica, Alemania, Suiza, Portugal o Austria. Se trata de un espectáculo basado en la cuerda floja, que Víctor recorre a pie, en monociclo, con una rueda o incluso sobre una escalera. Un trabajo tan sorprendente como vivo porque también cuenta con mucha dosis de improvisación. “Me gusta ir siempre más allá: llegar al corazón de la gente. La gestualidad y la técnica me permiten estar ahí, pero luego hay que encontrar la sintonía con el público y eso es lo más importante siempre”, cuenta el artista. Una visión del circo que muestra también en el espectáculo Entrecuerdas, estrenado en 2015 en Vila Real. “Pero el día a día y los trabajos con diferentes compañías no me están permitiendo ponerlo en marcha al cien por cien”, afirma.

No le falta razón. Víctor es un artista inquieto y, como muestra, el abanico de proyectos de los que forma parte. Entre ellos, su participación desde hace más de un año en el malagueño Circo Mediterráneo que promueve Alfonso de la Pola, de la compañía Rolabola. Ahí participa con un número en un espectáculo fresco de estilo cabaret muy cercano al público y en el que comparte escenario con artistas como El Gran Dimitri, Mini, Iñaki Erdocia o el propio De la Pola. “Es un proyecto que me encanta, en el cual todos estamos muy entusiasmados y confiamos que siga creciendo”, afirma Víctor, que desde 2015 también está desarrollando un espectacular número con doble cuerda floja titulado Tu tombes, on tombe junto a Niko, un artista alemán. “Empezamos a probar cosas y, aunque es difícil, nos gusta mucho la idea y lo entrenamos todo lo que podemos a pesar de las distancias”, asegura Víctor. No les va mal: el pasado verano lo pudieron mostrar en el Newcomer Show, festival que se celebra en el Krystallpalast de la ciudad alemana de Leipzig; y hace unas semanas la evolución del espectáculo —en pleno crecimiento— les llevó hasta el Cirque du Demain de París, donde consiguieron el Premio de la Asociación de Acróbatas de China.

A Niko lo conoció en el Centro de Artes Urbanas de Granada, la escuela de circo granadina donde es profesor de cuerda floja desde su apertura. Allí tiene un buen número de alumnos y se siente cada vez más cómodo. “Este es un proyecto que no tiene el apoyo institucional que debería, pero que va creciendo año a año y mejorando a todos los niveles y donde me siento muy a gusto”, asegura. De hecho, ahora vive largas temporadas en Granada, lo que le está permitiendo conocer a fondo la escena circense andaluza. “La verdad es que a mí me encanta el circo andaluz. Sobre todo por el carácter y el espíritu de los espectáculos y las compañías que salen de aquí: lo hacen todo más fresco, alegre, vivo… Y eso me encanta”, asegura el madrileño que, eso sí, también ve algunas carencias: “Creo que nos falta un poquito de técnica, quizás porque no hemos tenido la oportunidad de formarnos demasiado. Pero eso se está mejorando a pasos agigantados”, asegura, mientras subraya que gracias a compañías como Tresperté, Vol'e Temps, El Gran Dimitri, Mini, Vaivén “el circo andaluz está al más alto nivel dentro del territorio español. Y, por eso, pide a los festivales del norte “que miren más al sur”. Seguro que con artistas como Víctor Sánchez, cada vez lo harán más.

(Artículo publicado en el número 48 de la revista Zirkólika, correspondiente a la primavera de 2016). Puedes suscribirte a la revista aquí.

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