Caminos Emergentes – El núcleo de la creación

Caminos Emergentes – El núcleo de la creación

El dispositivo Caminos Emergentes del programa Circ que o! tiene como objetivo incidir en el pequeño formato, en la forma más portátil del circo: el número. Centrados en un ámbito territorial transpirenaico, este año han participado más de veinte programadores que han acompañado a 64 artistas implicados en 41 proyectos.

Estos programadores, siguiendo cada uno su criterio, consideran que Caminos Emergentes es altamente positivo. Más allá de valoraciones generales, Françoise Esteve, de la Oficina de Turismo de Perpiñán, tiene en cuenta la originalidad y la técnica de los números a la hora de programarlos, mientras que Arno Diaz, de la asociación Ax Animation considera que “los números han de ser completos en cuanto a dramaturgia, técnica y banda sonora, y hay que sentir inmediatamente sus capacidades de evolución; lo más importante es el universo artístico”. Lola Casademont, del área de Cultura del Ayuntamiento de La Bisbal d’Empordà, se expresa más o menos en el mismo sentido: “Para mí, es necesario que el número sea muy correcto técnica y dramatúrgicamente, y que el tema mantenga la atención. Después, a la hora de programar, también tengo en cuenta la originalidad de la puesta en escena, los espacios de la ciudad, etc.”

Los números que se han presentado dentro del dispositivo Caminos Emergentes satisfacen las expectativas. Arno Diaz encuentra importante “la diversidad de propuestas artísticas”, y destaca: “La difusión permite que los artistas evolucionen. La compañía Estropicio es un buen ejemplo: muchos programadores sintieron su potencial a pesar de algunos errores técnicos y escenográficos.” Lola Casademont lo dice así: “La mayoría de los números del dispositivo tienen un buen nivel técnico. En La Bisbal triunfaron las compañías Estropicio, Tándem, La Córcoles y La Main S’affaire (esta última, de la edición del pasado año), con una combinación de técnica y puesta en escena más que correctos.” Françoise Esteve habla de la calidad de los números de la convocatoria 2010 y para el próximo verano se plantea programar algunos del dispositivo 2011, como Decúbito Supino (Aragón), Las Estropicio (Cataluña), La Córcoles (Cataluña), Noche (Aragón) y Tándem (Midi-Pyrénées).

La propia Esteve explica que cada programador tiene intereses muy diferentes: “Depende si trabaja para una ciudad o un pueblo, si necesita programar para interior o exterior, para una sala pequeña o un gran teatro, etc. Los criterios que tenemos en común tienen que ver con la capacidad de innovación de los espectáculos. Que sean polivalentes está muy bien, se valora mucho.” Arno Diaz abre otra perspectiva, totalmente complementaria: “Valoramos mucho la capacidad que tiene un espectáculo para evolucionar y mantenerse fiel al campo y al universo artístico que nos han gustado al principio.” Conocer esta evolución es importante para que no pasen cosas como las que explica Casademont: “A todos los programadores nos ha pasado que nos han presentado los mejores diez minutos de un espectáculo y luego, cuando lo vemos entero, decae entre número y número o se diluye con el paso de una técnica a otra, o por una dramaturgia poco elaborada, o no funciona porque no está en el espacio o en el horario adecuado.”

Para generar este conocimiento compartido, los programadores destacan la importancia de los encuentros que se hicieron en Fraga, en la programación y las sesiones de trabajo para intercambiar puntos de vista. De aquí que expresen opiniones como ésta, de Lola Casademont: “Se ha conseguido poner en los mercados a unos profesionales muy buenos y, sobre todo, darlos a conocer a un buen número de programadores.” O esta otra, de Arno Diaz: “Más allá de la programación, lo remarcable es haber juntado a tantos profesionales.

Todos somos conscientes de que formar parte de esta red implica un compromiso común para el desarrollo y el porvenir de la cultura.” Françoise Esteve suscribe esta opinión y añade: “Es muy importante ir a Fraga a ver los espectáculos. Todos los programadores estamos de acuerdo en que queremos volver. Y de aquí puede salir aún otro proyecto europeo, porque la posibilidad de juntar gente de Francia y de España es una gran riqueza.”

Caminos Emergentes – El acelerador de experiencia

El dispositivo Caminos Emergentes no es solo una red transpirenaica de difusión de espectáculos de pequeño formato; es una auténtica máquina de experiencia. Al estar dirigido a artistas que trabajan en un número, que se encuentran en una fase inicial de creación, el resultado es un crecimiento artístico indiscutible. Asvin López Etxarri, de la compañía Estropicio (Cataluña), cuenta que la experiencia de participar en la última edición ha sido excepcional, y lo hace extensivo a artistas de otros grupos: “Nos ha servido mucho. Y no lo digo solo yo, todos los artistas que he conocido piensan igual. Con algunos hemos estado muy unidos, como con la gente de La Main S’affaire (Francia). En total había cinco compañías españolas y cinco francesas, nos hemos hecho amigos y es un lujo trabajar con ellos, compartir experiencias y ayudarse, visto el individualismo que hay en otros sectores.” En este sentido, destaca el papel de centros como La Grainerie, en Toulouse.

En detalle, el crecimiento artístico se explica por el propio mecanismo de Caminos Emergentes. El contacto inicial de las compañías con más de veinte programadores sitúa a los artistas en un ambiente estimulante y un mercado dinámico. De repente, se ven frente a ciertos aspectos de la profesión que nunca se habían imaginado. Asvin López lo relata así: “Nos encontramos en la tesitura de estar vendiendo el número, dar la tarjeta… El dispositivo te prepara para realizar estas tareas y llevar la administración de la compañía. En un año nos han contratado en muchos sitios. Hemos aprendido a hacer contactos y a usarlos.”

El caso de Estropicio es un ejemplo muy claro de hasta qué punto Caminos Emergentes ayuda los artistas a profesionalizarse. “Hace cuatro años que hago trapecio, pero antes del encuentro en Fraga ni siquiera había montado la estructura para el número, ¡imagínate si estábamos verdes! En Fraga, a parte de los programadores, también había técnicos que nos enseñaron a montar. Es muy importante para que, al llegar a un pueblo donde no conoces a nadie, lo tengas más claro; montas o revisas la estructura y puedes actuar con seguridad.” En un solo año, las compañías seleccionadas en esta convocatoria de Caminos Emergentes han actuado en muchos lugares. Han aprendido la diferencia entre trabajar en una fiesta mayor o en un festival de circo, en el que el público sabe lo que quiere ver. Han estado en ciudades y en pueblos de solo siete habitantes en los que han hecho el número para 40 vecinos de la zona. Han montado sus estructuras en plazas de cemento y de tierra, en espacios cerrados y teatros. “El primer feedback lo tuvimos en Fraga, hace un año. Allí también había compañeros que habían participado en ediciones anteriores de Caminos Emergentes y que dan tranquilidad. Después, la diferencia de público, si es más experimentado o menos, si aplaude a cada momento o se espera que hayas acabado, como suele pasar en Francia, cambia tu forma de actuar, pero no tu propuesta. Todo eso nos ha dado una experiencia que, de otro modo, habríamos tardado mucho más de un año en conseguir.”

En cuanto a la relación con los programadores, López dice que “va muy bien haber estado juntos en Fraga”, porque eso ayuda artistas y gestores a entenderse. Además, dice, va muy bien haber tenido un contacto, aunque sea mínimo, con la persona que te luego te va a contratar y te recibirá en una localidad que no conoces. Todo esto permite que en estos momentos, la compañía Estropicio pueda estar preparando un espectáculo largo, “que requiere ocuparse de la producción, pensar en la música, la iluminación…”, con sólidas perspectivas de éxito.

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