El Circ Bodoni

El Circ Bodoni

Benet Tallaferro. Editorial base.

La editorial Base publica el libro ‘Benet Tallaferro.

El Circ Bodoni’, que se añade a la larga lista de personajes de cómic que se han adentrado en el circo. El circo en las tiras cómicas.

Con dibujos de Walthéry y guión de Peyo y Gos, nos llega la versión catalana de la célebre aventura de Benet Tallaferro El Circ Bodoni, un clásico belga del 1969. Peyo, Pierre Culliford (1928-1992), era un artista belga que en 1952 comenzó a trabajar para el popular Spirou. En 1960 creó al personaje de Benoît Brisefer (Benet Tallaferro, en catalán), un niño rubio con una boina vasca negra siempre en la cabeza, pantalones cortos negros y una americana roja sobre la que siempre lleva un nudo hecho con una bufanda azul. Parece que no tenga familia, salvo en esta historia de circo, un episodio que los especialistas documentan para atribuirle un padre turco y una madre gitana, además de nueve hermanos.

Cuando el Circ Bodoni llega a la ciudad, Benet les ofrece sus servicios y demuestra grandes habilidades y una fuerza sobrehumana. La historia comienza una mañana soleada en un jardín público de Vallrodona (Vivejoie-la-Grande, en la historia original). Inmediatamente, Benet sorprende destruyendo con su gran fuerza las balas de dos niños que quieren jugar con él. Llega al circo y Benet se hace amigo de una niña de pelo negro que dirige a los animales. Cuando Benet sabe que el circo tiene dificultades para pagar los impuestos y que está en peligro de cierre, se propone traer a sus amigos. Pero, en realidad, la dificultad viene de la monotonía de un circo sin novedades, novedades que vendrán con la actuación de Benet que con su increíble fuerza física ofrece un número que inmediatamente produce gran atracción, pero también envidias y amenazas de otro circo que quiere contratar al pequeño Benet. Todo se arregla finalmente con un acuerdo entre los dos.

Circo de los años 60

Esta historia ilustra muy bien las dificultades generales del circo de los años 60, cuando fue concebida, pero también nos introduce en la fascinación del circo de siempre y, con la calidad de los dibujos y la vivacidad de la historia, nos acerca a una visión del circo que en esta tira cómica sabe crear una atmósfera, un ambiente, una historia de dificultades pero también de superación de estas dificultades. A veces, el contexto es casi de crónica negra, con calles oscuras, luces turbias, personajes de mala vida con nariz larga y vestidos negros, con automóviles y sombreros de los años 50, que contrastan con la alegría del circo, los colores y la vivacidad de las escenografías, los carros de los animales, las acrobacias de los caballos, los payasos y los trapecistas, el sentido de la familia del circo y la solidaridad entre los artistas.

Convendría escribir la historia de la relación entre las tiras cómicas y el mundo del circo recordando la presencia de temas circenses en la obra de los más célebres autores de tiras cómicas, pero a veces esta relación va más lejos cuando entra sobre todo en temas más amplios relacionados con el circo y la cultura literaria o artística. No quiero hablar de arte sino más bien de escritura. ¿Quién recuerda, por ejemplo, que uno de los críticos de circo más importantes de la Catalunya reciente ha sido un gran traductor de tiras cómicas al catalán y que ha hecho pues una tarea importante para la normalización de la lengua en este sector? Quiero hablar de Jordi Jané y de las traducciones que hizo de las tiras de Jakari, de Derib y Job para la Editorial Joventut al inicio de los años 80, con la supervisión de su admirado poeta Marià Manent.

Widenlocher, Lesca, Darlot y Pilet

No puedo recordar aquí todos los clásicos mencionados más arriba. En 1935, Mickey Mouse, convertido en director de circo, organiza con sus amigos un espectáculo para los huérfanos en el que el pobre Donald juega un papel que todos recordamos. La lista es muy larga y toca prácticamente todos los estilos y contenidos de tiras cómicas. Incluso la célebre Martine de los años 90, que Kestermann dedicaba a los más jóvenes, hace una incursión en el mundo del circo. Entre las tiras para adultos más recientes mencionaré, a finales del 2000, Drôle de circ, de Widenlocher y Lesca (Joker Editions); el Barzoon Circus, de Darlot y Pilet (Glénat, 2011); y aun el más duro Blood Circus, de Clavery y Drouin (Kestermann, 2012). Hay grandes clásicos en la materia, como Le Petit Cirque, de Fred, que nace en los 60 en las páginas de la revista Hara-Kiri. Lo encontramos después en Pilote, hasta su publicación completa en 1973. La belleza melancólica y poética del dibujo contrasta con el carácter incisivo, casi cruel, pero divertido del texto.

Historia del circo

Incluso algunos circos importantes, como Bouglione o Amar, han resumido su historia en tiras cómicas, entre las que cabe destacar el proyecto de la asociación francesa Naevus 2000, una historia del circo en tira cómica que a partir de la pista mágica de Amar quiere homenajear a las grandes familias del circo y al mismo tiempo acompañar solidariamente un proyecto de asistencia médica. A menudo las tiras cómicas no pierden actualidad, pero siempre es bueno situarlas en el momento de su creación, como nos demuestran episodios recientes de acusaciones discriminatorias hacia tiras que, como Tintín en el Congo, hoy en día pueden parecer fuera de lugar.

El Circ Bodoni, con Benet Tallaferro, representa uno de esos grandes momentos de las tiras cómicas que no envejecen y que además en el momento de su publicación en catalán ya se convierten casi automáticamente en un objeto de colección.

Xavier Barral i Altet

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