Un año más, como viene siendo tradición desde hace cuatro años y con motivo de las fiestas Navideñas, el Museo del Traje. CIPE organiza del 18 diciembre 2009 al 7 marzo 2010 la exposición, El mayor espectáculo del mundo: juguetes de circo.

La muestra se centra en aquellos objetos relacionados con el circo: juguetes, juegos, carteles, muñecos, recortables, autómatas, etc., que recrean carpas, animales, acróbatas, payasos… Todos ellos originando uno de los más relevantes espectáculos culturales de nuestro tiempo.

Los juguetes son la reproducción a pequeña escala del mundo del circo que surge en Baviera, uno de los centros más importantes de juguetes en madera, a la vez que se populariza la actividad; pero hasta el siglo XIX y XX en España no se producen figuritas hechas en hojalata.
El payaso es la figura del circo más representada entre los juguetes expuestos, aunque también aparecen los populares trapecistas, acróbatas, malabaristas y equilibristas que realizan divertidas piruetas y soberbias volteretas con un rudimentario mecanismo de cuerda, a pesar de estar hechas de hojalata.

Una de las piezas más valiosas que aparece en la muestra son dos payasos de hojalata engrapada, de autor desconocido que data de 1927.

La entrada a las exposiciones temporales es gratuita.

Como complemento a la exposición temática, El Museo del Traje ofrece talleres infantiles en familia, dentro de las actividades de “Navidad en el museo”, Había una vez un circo.

Estos talleres están dirigidos a grupos familiares con niños de 6 a 12 años en el que cada niño ha de ir acompañado de un adulto. La participación a los talleres es gratuita con previa inscripción que se puede realizar a partir del 15 de diciembre (11 de diciembre para los “Amigos del Museo”).

Las fechas de los talleres son los días 26, 27, 29 y 30 de diciembre y 2 y 3 de enero. Y los horarios son de 11:30- 13:30 y de 16:00-18:00.

Había una vez

El origen del circo se remonta a la época romana, cuando nace un nuevo concepto de espectáculo de masas; las carreras de carros. El término servía para denominar el lugar donde se realizaban.
No es hasta el siglo XVIII cuando nace el circo tal y como lo entendemos hoy día. Se trataba de una serie de ejercicios gimnásticos y ecuestres destinados a una élite burguesa y aristocrática. Es en el año 1779 cuando, por primera vez, se cobra la entrada en una de las representaciones del Astley Royal Anphiteatre of Arts, un espectáculo con caballos amaestrados, acrobacias, clowns y pantomimas dirigidas por Phillip Astley, creador del circo moderno.
Desde Londres, Astley traslada el espectáculo a París y desde ese momento el modelo se extiende por toda Europa. La edad de oro, a finales del siglo XIX y principios del XX, coincide con la agrupación en una misma función de varios números y personajes sorprendentes: mujeres barbudas, animales, magia y humor.

En Estados Unidos surgen atracciones insólitas y novedosas reflejadas en carteles y anuncios publicitarios; el gran representante de este país será el ilusionista Houdini.

En España destaca “la leonera” como referente del circo actual, un lugar habilitado para encerrar fieras salvajes, en el Palacio del Buen Retiro. La figura más destacada en nuestro país será Thomas Price, que levantó su primer circo en el Paseo de Recoletos de Madrid. Otro hito importante más reciente es la creación del Circo de TVE, con los “payasos de la tele”. Gaby, Fofó, Miliky y Fofito fueron pioneros en la creación de un nuevo concepto: un payaso de cara limpia, nariz roja y pequeña, amplia camisola y zapatones.

El fabuloso mundo del circo

Entre la troupe que participa en cada función destacan tres tipos de payasos: el Carablanca, heredero del Pierrot de la Comedia del’Arte; el Augusto, torpe, bufón e ingenuo; y el Tropbo, considerado el “contraugusto”. También son importantes los magos, malabaristas y equilibristas y los animales.

Los carteles

Son la carta de presentación del espectáculo. Este elemento ha sido muy utilizado, ya que el negocio conllevaba un gran despliegue de publicidad y eran su principal medio para atraer al público. Carteles y tarjetas tenían un lenguaje específico y se caracterizaban por sus vivos colores, grandes formatos y un lenguaje directo.