Fernando Pose: Tango con malabares

Fernando Pose: Tango con malabares

El tango es uno solo, como los dos que lo bailan. El malabarista Fernando Pose, que lleva 18 años de experiencia en su profesión, baila tango con los malabares de rebote, el arte con el que tiene una profunda relación emocional.

El número Malabartango se convirtió en un signo distintivo del artista, pero poca gente conoce a Pose como profesor de malabares, otro arte en el que, igual que al tango, hay que ponerle corazón.

Fernando Pose (Argentina, 1977) descubrió el circo por casualidad, haciendo malabares, cuando tenía 20 años. Y desde entonces su pasión por el malabarismo no deja de crecer y le anima a profundizarse y descubrir nuevos caminos en este arte como, por ejemplo, la enseñanza de malabares. Fernando cree que antes de empezar el aprendizaje es muy importante elegir al profesor que sepa brindar este conocimiento a su alumno. “Una cosa es ver algo en la pantalla y otra cosa es sentirlo personalmente. El enfoque que doy en mis clases permite que la gente pueda sentir, sin tener que ver. Esto luego les da la posibilidad de hacer muchas cosas sin necesidad de que alguien se las enseñe”, cuenta Pose.

Los malabares, según explica Pose, no son solo una consecuencia de manipulación de objetos, sino el trabajo de la persona que los domina. “Al principio daba clases enseñando truco tras truco, pero después, adquiriendo conocimiento y experiencia, descubrí que los malabares son una forma de conocer a otras personas”, añade el artista. “Cada alumno es un mundo y tienes que cambiar tú para que ellos puedan aprender”, añade. Al principio el profesor tiene que conocer al estudiante con el que está trabajando y descubrir su manera de aprender: “Hay personas que aprenden malabares a nivel visual, como un movimiento; otras a nivel rítmico, escuchando el tiempo que hacen las pelotas. Algunas personas necesitan pasarlo por la cabeza, según lo explica el profesor; a otras no les hacen falta las explicaciones, empiezan probando y llegan a la forma que están buscando.” Todas las personas tienen talento, lo que pasa es que todos tenemos talentos diferentes. “Hay gente ágil y hábil, como el futbolista Messi. ¿Se puede decir que Lionel Messi es más hábil que el malabarista Anthony Gatto? No lo sé. Pero cuánta gente conoce a Messi y cuánta a Gatto? Creo que el talento, en algunos sentidos, depende de la sociedad”, reflexiona Pose.

Su especial relación con los malabares la aprendió de su profesor Iris Ziordia, que tiene una forma de trabajar que no es tradicional. Se conocieron en el 2003, ensayando en el vestíbulo del Ateneu Popular de Nou Barris (Barcelona). “Fui autodidacta toda mi vida hasta que encontré a mi maestro, que me ayudó porque solo no podía con lo que estaba probando, intentando, repitiendo y volviendo a intentar”, recuerda el malabarista. “¿Quieres el camino corto o el largo?, le preguntó Iris el primer día. El corto implicaba la solución inmediata a tu problema y el largo que quizás no llegaría a la solución que Pose pensaba que necesitaba en este momento. “Te puedo decir cómo resolverlo o te puedo dar las herramientas que necesitas para que lo resuelvas solo”, añadió su profesor. Fernando, que no dudó ni un instante y eligió el camino largo.

La palabra difícil, tanto el profesor como el malabarista Fernando Pose, la tienen eliminada de su vocabulario. Si piensas que no te sale, no te va a salir. “Para poder hacer malabares tienes que conocerte, tener control y conocimiento de tu cuerpo y el estado en el que estás. Es como una meditación activa”, explica Pose.  Al final de nuestra conversación, confiesa que el aprendizaje entre él y sus alumnos es mutuo y continuo. “Suelo percibir a los alumnos como a una caja de sorpresas. Tienen un mundo por descubrir dentro. Aprendí mucho y sigo aprendiendo gracias a ellos”, concluye el artista.

La tienda de circo Papallona Circus Arts Shop (Av. Francesc Cambó, 30-36, Barcelona) se encarga de organizar los talleres de malabares de Fernando Pose (www.fernandopose.com).

 

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