Grandes tesoros en el TAC de Valladolid

Grandes tesoros en el TAC de Valladolid

Marcel Barrera – Para hacerse una idea de la magnitud del festival, este año el TAC ha presentado más de 180 espectáculos en solo cuatro días. Una gran máquina que funcionó a pleno rendimiento en el mes de mayo y que trajo grandes espectáculos de circo a cargo de Rasposo, Barolosolo y los míticos Victoria Chaplin y Jean-Baptiste Thierrée.

El viejo invento del paraguas tuvo todos los usos este año. Algunos espectadores lo llevaban para ir a ver espectáculos y desafiar el mal tiempo que se abalanzó sobre Valladolid el día fuerte del festival. Es sorprendente ver cómo, año tras año y pese a la lluvia, los vallisoletanos siempre están dispuestos a ver espectáculos y esperar lo que haga falta para que la compañía condicione el espacio después de un aguacero, como pasó con Immaginario Teatro. Otros espectadores también llevaban el paraguas en las manos, pero como sombrilla. Ya que hablamos del curioso invento del paraguas, este artilugio impermeable también forma parte de la escultura de bronce, original de Eduardo Cuadrado, que reciben todos los premiados del festival y que representa a uno de aquellos viejos comediantes.
 
Los tanques, como los paraguas, también tuvieron diversos usos. El tanque Gurugú de cartón piedra, de la compañía Asaco Producciones (José Maestro y Javier Ceballos), se paseó por la ciudad para pedir un mundo sin fronteras y contrastó con los tanques blindados que el ejército expuso en el centro de la ciudad. Lástima que no se llegasen a encontrar. En el aspecto artístico, el circo ha tenido un lugar destacado. Este año han llegado grandes nombres de la escena internacional. Los franceses Rasposo se llevaron el premio de circo Emilio Zapatero, o sea un comediante con paraguas, por el sublime espectáculo La DévORée. Cuando el público entra, ve tres mujeres bien visibles que van girando sobre una plataforma hasta que empieza la función. A pesar de que la carpa estaba situada lejos del centro, en la explanada de Mieses del nuevo barrio de Girón, la compañía llenó las tres funciones. La DévORée es un golpe de efecto maravilloso y rezuma un lenguaje moderno, preciso y extraordinariamente bien interpretado (Fanny Molliens, Robin Auneau, Justine Bernachon, Colline Caen y Serge Lazar) tanto desde el punto de vista técnico como escénico. Purpurina, oscuridad, música, baile impactante, funambulismo y animales se combinan en un espectáculo que es como aquellos cuentos al lado del fuego que te marcan para siempre. Una maravilla inspirada en las obras del pintor Francis Bacon y Pentesilea, la reina de las amazonas, que incluye un pasaje de funambulismo a cargo de Fanny Molliens y perros que conmociona el alma y la vista.
 
Y la misma noche de Rasposo actuaron los míticos Victoria Chaplin y Jean-Baptiste Thierrée, los cuales demostraron su imaginación desbordante y llenaron de sonrisas el Teatro Carrión con su espectáculo Le Cirque Invisible. El tiempo no parece que pase para esta pareja. Thierrée hizo aquellas burbujas de jabón que quiere romper, irónicamente, con un martillo. Se trata de la misma entrada que ya presentaba en la película Los clowns de Federico Fellini hace casi… ¡50 años! En Valladolid, Thierrée se fue ganando al público a medida que iba destapando su amplio muestrario de gags absurdos y geniales. Chaplin, a su vez, provocaba oohs de admiración con su vestuario elegante que después, por arte de magia, transformaba en animales. Una actuación también memorable de esta pareja que no ha concedido ninguna entrevista en los últimos 10 años ni ha asistido a una rueda de prensa. Por cierto, en estos dos espectáculos de circo contemporáneo había animales: perros de varias razas en La DévORée y siete patos y conejos gigantes en Le cirque invisible
 
Quien sí hizo una rueda de prensa fue Mathieu Lavavasier, de la compañía Barolosolo, nombre extraño que responde al momento en que el artista dejó Baró d’Evel de Camille Decourtye y Blaï Mateu para crear una compañía en solitario. Paradójico nombre, ya que vino a Valladolid con un equipazo de cinco músicos de la banda BelenkO y ocho artistas para estrenar en el Estado español Métamorph’o, un montaje acuático con funambulismo, mástil chino, motos acuáticas, mesas transformadas en lanchas y fuegos artificiales. La compañía ya actuó en Valladolid en el 2014, cuando ganó el premio Emilio Zapatero por Île O. La gracia de aquel espectáculo era huir del agua. Ahora, en cambio, el encanto es estar dentro del agua. El espectacular montaje se hizo en un tramo del río Pisuerga. El numeroso público, situado a la orilla del río, observaba cómo la banda de músicos navegaba sobre una balsa y los acróbatas hacían, sobre una gran plataforma flotante, banquina, piruetas y saltos mortales que acababan con los acróbatas en el agua. Auténtico circo acuático.
 
Por otra parte, fue una sorpresa el protagonismo que tuvo el artista del barrio de Gamonal (Burgos) Kike Sebastián ‘Kicirke’, ya que con 40 años y más de 12 años de carrera ganó el premio Off del festival por el espectáculo
Comediante. Kicirke hizo, durante la entrega de premios en la plaza Mayor, un emotivo discurso en el que denunció la realidad de los artistas callejeros: “Solo un 8 % se gana la vida con las actuaciones”, dijo. Kicirke quiso rendir así un homenaje a todos los artistas callejeros, también a aquellos que actúan “en los semáforos y van a la cárcel”. Y el artista tuvo un momento para recordar a su excompañero Quique Méndez, con quien estuvo 12 años en la compañía Los Kikolas, y también a su familia, que durante los últimos años lo ha ayudado a superar una enfermedad. De esta edición también hay que destacar las actuaciones de El Gran Dimitri (Antonio J. Gómez), que demostró su talento y gran dominio de la escena, y de la mítica compañía Teatro del Silencio, que ha incorporado el circo (cuerda volante) en su último espectáculo sobre Samuel Beckett Oh Socorro.
 
En sus declaraciones, el director artístico del TAC, Javier Martínez, puso énfasis en que el público también hace de intérprete y es un crítico más. Le hicimos caso y fuimos a hablar con una espectadora, que defendió “el acceso a la cultura de los jóvenes, la necesidad de que la economía no sea una barrera y la obligación de apostar por la cultura”. “Evidentemente —añadió—, la cultura abre mentes y crea ciudadanos críticos, condiciones necesarias para avanzar como sociedad y humanidad”. Y todo esto, tan difícil de obtener, el TAC lo consigue. Felicidades.
 
El reportaje publicado en el número 57 de la revista Zirkólika.

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