La película ‘Funny Bones’ cumple 20 años

La película ‘Funny Bones’ cumple 20 años

Hace veinte años se estrenó ‘Funny Bones’,  un filme dirigido por Peter Chelsom que trata sobre la naturaleza de la comedia.  Los huesos divertidos se tienen o no se tienen. Los hombres y mujeres de circo suelen tenerlos fuertes, elásticos, resistentes y adiestrados para la contorsión más enrevesada o la dislocación más grimosa. Muchas veces, más de lo que nos gustaría, acaban rotos o desgastados de tanto esfuerzo y repetición. Desgraciadamente, todavía resulta algo más difícil entrenarse para conseguir tenerlos divertidos, aunque hay algunas técnicas que puedan ayudar un poco. Pero en el fondo, se tienen o no se tienen, como el talento. Y si no los tienes divertidos pero te crees gracioso, entonces puedes convertirte en un exitoso monologuista o un original artista cómico de chistes, o incluso en un artista de calle con la gorra rebosante de dinero.

 
Hace tiempo bastaba con tener unos huesos cortos o deformes para obtener un desahogado lugar entre los bufones de la corte, pero hoy en día eso no es suficiente ni políticamente correcto. De todas formas, tampoco es para tirar cohetes la colección de videos recopilatorios de caídas, golpetazos, resbalones, acrobacias fallidas y demás accidentes del tipo piel de plátano. Nos hace gracia porque somos bastante cabrones y nos gusta ver a los demás por el suelo. Entonces, ¿qué hace falta para tener los huesos divertidos? ¿Se heredan? ¿Es una reacción química que se produce en la materia ósea por alguna circunstancia que los estudios os no han sabido interpretar? ¿Se pueden tener los huesos divertidos y ser un soso?
 
Hace veinte años –ya sabéis que esta sección no destaca precisamente por su rabiosa actualidad–, se estrenó Funny Bones (traducida en España con el título de Los Comediantes), un filme dirigido por Peter Chelsom que trata de todo esto, es decir, de la naturaleza de la comedia. La película pasó un poco desapercibida por el trasfondo trágico de la historia, una mezcla arriesgada de comedia y tragedia que puede resultar indigesta para algunos, pero que en mi caso se convierte en una delicia. Cuestión de paladares, de gustos.
 
Tommy Fawkes (Oliver Platt) es un atormentado cómico que acaba de vivir una noche desastrosa en un hotel de Las Vegas en presencia de su padre George (Jerry Lewis), un famoso y popular comediante que eclipsa a su joven hijo subiéndose al escenario antes que él y robándole su chiste estrella. Tommy huye del escenario tras el fracaso y emprende un viaje iniciático para encontrar sus raíces y, de paso, recopilar material cómico para un nuevo espectáculo.
Para eso, se traslada de incógnito a su ciudad natal, Blackpool, localidad costera del noroeste de Inglaterra, donde se encuentra con el Pleasure Beach, un parque de atracciones situado junto al paseo marítimo, que tiene la segunda montaña rusa más alta de Europa, y con el Blackpool Tower Circus, un circo estable ubicado entre las cuatro patas de la emblemática torre de la ciudad, que lleva abierto de forma ininterrumpida desde 1894.
 
En Blackpool parece que el tiempo se haya detenido. Sus habitantes conforman una colorida y bizarra colección de postales de otro tiempo. Entre ellos, Tommy está absolutamente convencido de que encontrará lo que busca. Para ello organiza un curioso casting de pago. “Nada de chistes”, insiste Tommy. “Gente cómica –añade– comedia física, ideas que sean originales; los chistes se los dejo a Georges Fawkes.”
 
El casting es un estrafalario desfile de artistas de toda índole y condición: la sombra, un lanzador de cuchillos que falla hiriendo a su acompañante, una abuelita con su sierra-violín, un hombre que habla al revés, un mago mimo que se autodecapita, una amaestradora de perros que no consigue sus ladridos en el tempo justo, un viejo bailarín de claqué con cajas de galletas por zapatos, un trío de monociclistas vestidos con tutú, un enano gaitero, un falso enano policía, un cura que infla un guante de plástico embutido en su cabeza, un militar que haceun desfile beatbox…
 
Pero eso no es todo, lo mejor está por llegar. En Blackpool viven los Parker, una extraña familia de artistas instalada debajo de la montaña rusa. Thomas Parker (George Carl), el más viejo, es el genial malabarista excéntrico y el hombre de goma. Si no lo conoces búscalo enseguida en YouTube y no te lo pierdas. Freddie ‘Parrot Face’Davies, un conocido comediante inglés con más de cincuenta años de profesión, y autor del éxito musical So Lucky, es Bruno Parker. Los dos hermanos, después de una brillante carrera como payasos, trabajan ahora como fantasmas en el túnel del terror del parque de atracciones. Ambos tienen huesos divertidos, de eso no cabe duda. Y por otro lado son los únicos que asustan de verdad dentro del temido túnel.
 
Junto a ellos están el joven Jack Parker (Lee Evans) y su madre Katie (Leslie Caron), la ex de Thomas. Lee Evans es un reputado actor inglés de Stand Up Comedy. Su peculiar manera de utilizar el cuerpo nos recuerda a otro gran actor cómico inglés, Norman Wisdom. En Funny Bones, Lee Evans interpreta a un talentoso artista, algo trastornado y con un pasado oscuro y tortuoso, por lo que tiene prohibido actuar ante el público. Su madre es una encantadora cantante francesa que cuida de su pequeño con gran celo. Los Parker guardan un secreto: Thomas lleva 12 años con depresión y no habla ni una palabra.
 
El encuentro con los Parker revuelve la memoria de Tommy Fawkes y de Kattie. Ambos se conocen aunque todavía no se ha desenmascarado del todo la relación que los une. Pero a la hora de firmar el contrato de cesión de los derechos de autor, Tommy se reencuentra con su pasado: su padre tuvo una aventura con Kattie de la cual nació Jack. Y lo que es peor, su padre robó todo el material cómico a los Parker antes de huir de Blackpool para esconder su desliz y salvar su reciente matrimonio.
 
Tras este reencuentro, Georges Fawkes viaja a Blackpool para encontrarse con su hijo y congraciarse con los Parker, y les consigue un contrato para un número principal en el circo. Después de doce años vuelven a la pista animados por unos extraños polvos que Jack ha escondido en la caja de maquillaje. Se trata de un producto regenerativo que rejuvenece y que forma parte de la trama policiaca de la película que hemos obviado. Excitados por el misterioso producto, los hermanos Parker bordan un acto excepcional: el número del restaurante. Pero los Parker se tienen reservada otra sorpresa, la actuación prohibida del joven Parker.
 
Maquillado para dar miedo, con ojeras y dientes rotos, el joven cómico salta a la pista – huyendo literalmente de la policía– y representa el acto que popularizó a Fattini inspirado en el número acrobático de Ben Dova (el francés Joseph Späh), el acto del borracho y la farola cimbreante. Jack recibe una estruendosa ovación al mismo tiempo que aumenta el número de policías que le persiguen.
 
A continuación, un policía sube a la farola con la intención de apresar al artista. Ahí está a punto de suceder de nuevo una desgracia, pero las exigencias del éxito obligan a que haya un desenlace feliz. Un final en el que Tommy descubre que está empezando a gustar al público y a sentir que sus huesos empiezan a ser divertidos.
 
Artículo publicado en el número 44 de la revista de circo Zirkólika.
 
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