La tecnología en el circo. ¿Oportunidad o límite?

La tecnología en el circo. ¿Oportunidad o límite?

Dario Duranti – Han pasado dos siglos y medio desde que Philip Astley (con las contribuciones de sus sucesores) creó un espectáculo ecuestre en el interior de un espacio circular y accedió a cada forma de arte performativo en directo: acrobacia, malabarismo, equilibrismo, números de clown… En este lapso de tiempo, el circo ha mantenido las características principales de su propio concepto artístico, pero ha sabido evolucionar y renovarse llegando a todo aquello que diariamente tiene que ver con nuestras vidas y que nos rodea.

Ha evolucionado la comicidad, han evolucionado las técnicas de adiestramiento de animales. Ha evolucionado la tecnología con la que se fabrican las estructuras que acogen el espectáculo: desde estructuras semipermanentes de madera, pasando por carpas de tela impermeable hasta carpas modernas de PVC y plástico. El circo continúa siendo un espectáculo de números, que puede tener un hilo conductor o un tema, pero la estructura característica es la composición de un programa de espectáculos de diversas disciplinas. Pero estas disciplinas a lo largo de los años han aumentado. El malabarismo se ha diversificadode infinitas maneras y, bajo las carpas, hoy asistimos al malabarismo clásico (pelotas, aros, mazas), al bouncing, al contact, a las cigar box del malabarista, a las raquetas de tenis o a las pelotas de tenis de mesa, etcétera.

En los años cuarenta, se introdujeron las pantomimas acuáticas con majestuosas fuentes; en los años cincuenta, en Europa, llegó el circo con tres pistas; después el circo sobre agua, el Circorama con las primeras proyecciones en pantalla grande que se combinaban y, en algunos casos, se alternaban con los números; y finalmente el circo sobre hielo con una o dos pistas (como en el caso del circo Moira Orfei que, al lado de una pista tradicional de serrín, tenía añadida una pista de patinaje).

Todas estas innovaciones han sido posibles gracias a la evolución tecnológica que ha ampliado las posibilidades de espectacularizar las exhibiciones. En los años setenta, llegan los números de patines; en los años noventa, los acróbatas de ciclocrós o monopatín necesitaban grandes rampas para presentar sus maniobras quizá más adecuadas en entornos al aire libre.

¿Por qué este largo preámbulo? A fin de que el circo mantenga su fuerza subversiva y su capacidad de adaptarse a los tiempos, aunque siguiendo la huella de una sólida tradición, es necesario, fundamentalmente, que sea cada vez más permeable a aquello que sucede fuera de sí mismo. Con una condición: que la tecnología no sustituya a las técnicas del circo actual, sino que las complemente, y ponga a disposición instrumentos que puedan contribuir a dar mayor énfasis y espectacularidad a las disciplinas circenses clásicas.

Hologramas en el Roncalli

La tecnología no tiene que sustituir al elemento humano o natural, sino que estaría bien que lo complementara. Me explico mejor. Durante estos meses, ha hecho estupor la genial idea del Circo Roncalli de introducir hologramas, es decir, proyecciones en 3D sobre pantallas prácticamente invisibles que dan laidea de tridimensionalidad. Estoy casi seguro de que ni Astley, ni Barnum, considerarían esta introducción como una idea discordante o desestimable para el concepto de espectáculo que ellos crearon: es decir, el arte de sorprender, de maravillar y de proponer en un espacio cosas diferentes y sorprendentes. ¡Seguramente se congratularían por esta idea brillante!

En el caso de Roncalli, las proyecciones (por otra parte de una duración no superior a los dos minutos y utilizadas antes del inicio del espectáculo como introducción y no como un número independiente) son de un elefante gigantesco que toma forma ante los ojos de los espectadores de manera casi mágica, o de un grupo de caballos en libertad que corren en círculo alrededor del picador y, por último, de un gran pez rojo.

Hay que afirmar que el Circo Roncalli ha sustituido a los animales de carne y hueso con una proyección, ha sido el siguiente paso con una gran repercusión mediática y la aprobación prevista (e instrumental) de los movimientos ecologistas de toda Europa. Lástima. Un tema que podía ser interesante, se ha convertido en la enésima arma de debate entre los que están de acuerdo y los que están en contra de la presencia de animales en el circo. Pero aquí estamos ante un acontecimiento más extraordinario y de mayor interés, también para los historiadores y los apasionados del circo, que la estéril, aburrida y previsible polémica animalista. La pregunta es esta: ¿Se pueden poner límites a la fantasía, a la creatividad, a la inventiva aplicada a la creación de números de circo destinados a un circuito popular?, ¿o bien estos límites no existen y nos podemos deleitar en combinar elementos de la tradición con un lenguaje tecnológico avanzado y en consonancia con los tiempos?

Números con drones

El ilusionismo desde hace varios años llega a la tecnología, al videografismo, al hardware como la tableta táctil y los teléfonos inteligentes para crear nuevos números e ilusiones, también en los espectáculos en directo, ante un público real. El circo podría hacer lo mismo y algunos ejemplos muy concretos y recientes están a la vista de todos. Desde Arlette Gruss (Alexis Fly Chaix), al Cirque d’Hiver y al reciente Festival de Latina (Daniel Golla), hemos seguido con los ojos llenos de sorpresa las maniobras de un pequeño avión teledirigido que hace algunos años hubiera sido impensable ver debajo de una carpa; este año, también del circo Arlette, nos ha impresionado la performance de Alexandro Hurtado con 12 drones que planean en el aire con una sincronía extraordinaria. Y del circo Flic Flac y el Arlette, hemos asistido a impresionantes maniobras de motociclistas en el globo de la muerte, o saltadores de estilo libre.

Últimamente, son muy frecuentes los números que prevén juegos con láseres, la aparición en la pista de transformers, es decir, automóviles que se transforman en robot. ¿Esto es circo?, ¿o alguien se puede permitir coger un silbato de arbitro de fútbol y sacar una tarjeta roja porque algunos espectáculos no encajan en los cánones clásicos del circo? ¿Hay un límite que no se puede sobrepasar? La respuesta a esta pregunta no la tenemos. Es un tema que se tiene que analizar con detalle y cada uno tendrá su propio punto de vista.

Seguramente, después de 250 años, quien hace circo se tiene que asegurar de no haber traicionado sus orígenes y el espíritu de los padres fundadores (los Astley, los Franconi, los Barnum, y todos aquellos que se han hecho cargo de llevarel testimonio hasta nuestros días), pero al mismo tiempo cada uno tiene la responsabilidad de añadir elementos de actualidad a aquel mensaje de entonces que también era provocador, de realización de lo imposible, de exhibición de talentos fuera de lo normal, de realización de proezas inimaginables fuera del circo, de desafiar las leyes de la física, de la gravedad y de coqueteo con el peligro.

A quien le gusta el circo, también le gustan estos ingredientes, pero como en la cocina, las recetas se pueden revisar, actualizar, retocar, siempre y cuando no se quiera hacer pasar por asado de cerdo un falso asado de soja, que de asado solo tiene la forma… Nosotros, en el circo del futuro, querríamos ver malabaristas,acróbatas y trapecistas de carne y hueso, tigres, caballos y elefantes con el inconfundible olor a serrín y sabana, pero también drones, proyecciones, láseres y motociclistas de estilo libre. ¡Realmente sería un bonito homenaje a Barnum! ¿Y vosotros, qué pensáis?

 

 

 

 

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