Circ Cric: Un circo lleno de vida en mitad de la naturaleza

Circ Cric: Un circo lleno de vida en mitad de la naturaleza

Cuarenta años después del debut en Mataró, un 23 de abril de del año 1981, el Circ Cric es un proyecto emblemático y repleto de historia que ahora se enfrenta al reto de convertirse en un polo de circo en el sur de Europa. Su lenguaje de vanguardia, con identidad propia e inequívocamente circense, a la vez que conectado con los valores de buena parte de la sociedad, han hecho del Cric un proyecto único y singular; tan universal como arraigado a la tierra. 

El rechazo a las guerras, la solidaridad entre los pueblos a través de Payasos sin Fronteras, la reivindicación del circo como un elemento más de la cultura, el compromiso con la lengua catalana, la humildad y la necesidad de un mundo mejor y más feliz, han sido algunos de los ejes de un circo diferente al resto.

El Cric ha llegado ya a más de cuatro generaciones, a miles de familias y de niños y niñas que, una vez se han hecho mayores, han vuelto al Cric pero en condición de padres. A lo largo de estos años, el Cric ha sabido construir espectáculos de calidad con las ya míticas entradas de Tortell Poltrona (La pulga, el Micrófono, La Mosca, el Maquillaje, el Shakespeare o La Bomba ) y un final vibrante que siempre emociona y levanta al público de las butacas, convirtiendo la función en una catarsis entre artistas y público, que cantan al unísono el reggae No somos Nadaconvertido en un himno que tan bien refleja  la filosofía del proyecto . Y es que la conexión con el público, junto con el desafío de la ley de la gravedad a través de los números de circo, la fidelidad al lenguaje del payaso y la búsqueda constante de la poesía escénica , son elementos fundamentales para entender un circo sin parangón en Europa.

‘Catacric.40’, un espectáculo para celebrar el 40 aniversario. Foto: Àlex Carmona.

Los artífice de este éxito —y podríamos hablar de este fenómeno— han sido el mismo Tortell Poltrona (Jaume Mateu) y la incansable Senyoreta Titat (Montserrat Trias), que no ha dejado de pedalear, a menudo desde la sombra, para que todo el engranaje del circo funcionara. Además, en la segunda etapa del Cric fue un icono del circo, convirtiéndose en el hilo conductor del espectáculo y en una de las pocas payasas carablanca del panorama circense.

El Cric ha vivido muchas tardes de gloria. El primer Circ Cric nació en 1981 en el parque Central de Mataró, hace justo 40 años. A pesar de la buena acogida del público, el eco mediático y el apoyo de intelectuales y artistas de vanguardia, como Joan Brossa o Joan Miró, económicamente no funcionó y tuvo que cerrar casi dos años más tarde.

Primeras funciones del Circ Cric hace 40 años en el Parc Central de Mataró. Foto: Jesús M. Atienza.

Durante 10 años, Poltrona y Trias fueron saldando la deuda, hasta que en el año 2000 decidieron poner en marcha una nueva etapa y regresar a la carretera. Estas giras tuvieron un importante éxito de público y algunas de ellas llegaron a más de 40 ciudades y 80.000 espectadores. En algunas localidades, se tuvo que colgar el cartel de entradas agotadas y el éxito también llegó a la ciudad de Barcelona, donde el año 2007 presentó un excelente y completísimo espectáculo que incluyó, entre otros, al payaso Leandre y a la potente banda de música que durante 10 años dirigió Víctor Ammann, el músico conocido como el Maestro. Antes de su prematura muerte con 64 años imprimió una gran calidad musical y alcanzó grandes momentos circenses con las entradas de Tortell Poltrona o, por poner sólo un ejemplo, el número cómico de barra de Guga y Silvia. Uno de los miembros de la banda , Pep Torres, encargado del saxo y la flauta, recuerda las músicas “impresionantes” que componía el Maestro para el circo y también la exigencia que había en los espectáculos: “Tengo un recuerdo fantástico, fue un privilegio vivir y esta etapa”, comenta .

Los acróbatas Leticia García y Fernando Melki presentaron en estas giras un excelente número acrobático de mano a mano que se ha ido repitiendo hasta la actualidad. Fernando Melki quedó maravillado cuando en 2002 vio el Cric Cric como espectador. “Vi que era un circo clásico pero actual. Es el modelo que me gusta y me entraron muchas ganas de actuar”. No tardó muho en hacerlo. A partir de 2006 empezó una relación que dura hasta la actualidad. “La convivencia en el circo —explica Melki— es muy buena y el entorno del bosque una maravilla; trabajar en el Cric es como un sueño hecho realidad”.

Para Leticia, el Circ Cric es un espacio muy especial. Fue el circo donde debutó profesionalmente y también el primer espacio donde actuó tras la maternidad de su primer hijo. “La pista del Circ Cric ―explica― es mágica y, además, te sientes como de la familia; siempre hemos tenido un trato muy humano y los jefes son los jefes, pero también son artistas y eso se nota. No eres un trabajador normal de una fábrica. Cuando pasas por allí queda marca”.

A pesar del éxito de esta segunda etapa, las trabas burocráticas que muchos ayuntamientos ponían para instalar el circo hicieron que la gira de 2007 se detuviera de forma repentina en el mes de marzo de ese año. La decisión causó una gran polvareda mediática. Para Montserrat Trias, “aquella parada fue épica y una chispa que destapó toda la problemática del circo; a raíz de aquello se han ido dando pasos y se ha hablado más de circo”.

Ilustración de Martí Torras.

Después de las giras, el Cric decidió establecerse de manera más estable a su enclave en medio de la naturaleza , y en 2008 inauguró el Festival Circ Cric en el Montseny, del que hasta ahora se han celebrado once ediciones. Durante cuatro meses se celebran espectáculos, conciertos, nuevas creaciones del Cric; Tortell Poltrona presenta la antología de sus entradas y también se celebra una feria de actividades que los primeros años del festival llegó a reunir más de 3.000 personas diarias en el Montseny. Durante este festival también se celebran paseos por el bosque organizadas por la asociación ADEMC (itinerarios pedagógicos por el Montseny) , y este año se estrenará una guía sonora a cargo de Tortell Poltrona y Martí Boada. Para el prestigioso naturalista, el espacio natural que ocupa el Cric está muy bien conservado. “Además —explica Boada— el circo es lo que conocemos como tarro de miel, es decir ; que tiene un impacto que en el caso del circo es positivo”.

El caso del brasileño Boris Ribas es muy singular. Llegó al Circ hace 19 años y vivió las giras de los años 2000. Casi dos décadas después, sigue en el proyecto pero ahora como payaso contraugusto en ¡Qué Bestia!, después también de haber sido montador, jefe de montaje y trapecista de gran volante con la compañía Los Tigres. “Mi padre no entendió porque hace casi 19 años opté por el Cric y no por Francia; pero a mí me gusta este proyecto y aquí soy feliz”, explica Ribas, que añade que vivir estos años en el Cric ha sido hacer realidad “una utopía”. Montserrat Trias comenta lo que podría ser el secreto de Cric: “Es un circo que se ha inventado porque no viene de ninguna familia, viene de la ilusión y las ganas”.

Un emocionante momento de todas las funciones, con
Tortell Poltrona y el público cantando ‘No somos nada’. Foto: Vicens Tomás.

Tortell Poltrona avanza el objetivo de la nueva etapa del Cric, que quiere crear una fundación para consolidar el proyecto: “Queremos ser un centro donde cada fin de semana y cada día también, si es posible, ofrezca un servicio y sea útil para entender que el mundo es redondo y que podemos seguir superando miedos y alucinando con el talento de las personas. Si el arte es capaz de llegar a las personas, puede generar una cultura que necesitamos mucho en este momento, porque tenemos que transformar nuestra forma de vida y pensar”.

Las oferta del Cric es muy variada. El festival Internacional de Payasas, los conciertos de la Troba Kung-Fú, los Match de Payasos, la visita de las escuelas para explicar a miles de niños la historia del circo… Son muchísimas las actividades que el Circ Cric ha ido extendiendo al largo de los años, hasta convertirse en uno de los referentes culturales más importantes. Con identidad propia, el Cric es un circo con alma que, como aquellos niños que se sientan en las gradas, mantiene su saludable y transformadora inocencia. Y eso, 40 años después de su nacimiento, lo hace un proyecto realmente fascinante.

(Artículo publicado en el número 67 de la revista de circo Zirkòlika. Puedes suscribirte a la revista aquí),

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