Fulgenci Mestres, el payaso alquimista

Fulgenci Mestres, el payaso alquimista

Nuestro primer encuentro con el pa­yaso Gensi (Vilafranca del Penedès, Barcelona, 1965) fue hace unos años. Desde aquella vez, recuerdo muy claramen­te su mirada observadora y sus grandes ojos azules. Desvelando una voz de soprano, me llamó la atención escucharle cantar en ruso y a capella una famosa canción de cuna. Qué lástima que no tuviera ningún instrumento musical a mano; más tarde, descubrí que es un artista multi-instrumental que en la pista había tocado más de 15 instrumentos distin­tos. Entre ellos, el violín y la viola, los pitos y las campanas, la sierra, las botellas, los cas­cabeles, la concertina, etc. Gensi es un paya­so carablanca que nunca buscó ser payaso. El payaso le vino a buscar a él. Él mismo dice que la culpa de esto la tiene Joan Montanyès ‘Monti’, “la fábrica de los carablanca de Cata­luña”. Juntos actuaron en Comediants y un día Monti le propuso hacer de payaso blanco. Desde entonces, Fulgenci Mestres es un cara­blanca gracias a él.

"El carablanca. aparte de ser el compañero del augusto, no solo hace reír, sino que lleva la poesía a la pista”, explica Gensi. Si definiéra­mos muy esquemáticamente qué augusto es el que representa el mundo infantil, carablan­ca representaría el mundo adulto, y la poesía es una parte importante de nuestra adultez. “La carcajada es una reacción muy orgáni­ca a una acción, cuando algo te sorprende y te hace reír. Pero la sonrisa en sí lleva una re­flexión”, considera. “El payaso es un poco al­quimista”, afirma. Y se pregunta: “¿Qué hacen los alquimistas? Transformar los metales que no son nobles en metales nobles. Creo que la función del payaso es transformar a la gente”.

En 2005, junto a ‘Monti’ y Oriol Boixader ‘Oriolo’, Gensi fue contratado por el prestigio­so circo alemán Roncalli, donde “nació como payaso” y donde trabaja actualmente hacien­do de hilo conductor del espectáculo. En Ron­calli, Gensi tiene la libertad artística de su­gerir entradas, números y vestuarios. El año pasado fue aceptada su propuesta de rendir homenaje al famoso arquitecto catalán Anto­ni Gaudí. Gensi se inventó un traje que repre­senta su obra maestra, y por este motivo fui­mos a hacer las fotos para este reportaje en el Parc Güell de Barcelona.

El nuevo vestuario, que está aún sin estre­nar, se destaca por los colores vivos de la natu­raleza, está adornado con flores en forma de mosaicos y coronado con un sombrero que re­cuerda una de las chimeneas del Palau Güell. La estética del circo Roncalli tiene mucho que ver con la época de finales del siglo XIX, así que esperemos que el nuevo invento sea bien reci­bido y se convierta en una sorpresa especial para el público. El vestuario dedicado a Gau­dí todavía no tiene ninguna entrada especial, pero a Gensi le gustaría hacer algún número con las campanas. “En las torres de la Sagrada Familia había unas campanas diseñadas por Gaudí, no sé si hoy en día todavía existen es­tos diseños”, nos cuenta Gensi.

Desde el año 2000, día tras día, Gensi lleva su propio diario de a bordo, “como lo hacen los capitanes del barco”. Apunta todo lo que ha sucedido durante el día, cómo ha trabajado, si ha salido bien o mal. “Si recuerdas el hecho, te vienen sentimientos a la memoria y te pre­guntas por qué hiciste esta reflexión”. Ade­más, el historiador y crítico de circo Jordi Jané está preparando un libro dedicado a Gensi.

A las funciones de noche del circo Ronca­lli asisten pocos niños y se hace circo para adultos. “Es precioso trabajar para que todo el mundo vuelva a ser niño. A veces, la gen­te nos dice que les hemos hecho sentir cosas que no recordaban desde su infancia”, com­parte el artista. “¡Abran sus corazones! Si us­tedes se dejan llevar para hacer este viaje con nosotros, podrán ser niños, podrán ser paya­sos”, así suena la frase con la que Gensi suele empezar el espectáculo en el circo Roncalli.

(Artículo publicado en el número 66 de la revista Zirkólika)

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