[10º Festival de circo Elefante de oro de Girona] Formidable es poco

[10º Festival de circo Elefante de oro de Girona] Formidable es poco
Nikita Gergert (contorsión extrema). Foto: François Dehurtevent

Las buenas noticias escasean en tiempos de pandemia. Sobre todo para el mundo del circo. El arte del más difícil todavía se vio obligado a bajar la persiana y algunos circos de prestigio como el Roncalli todavía no la han podido subir. 

No son pocos los artistas de circo que han tenido que subsistir como han podido durante todo este tiempo: unos tirando de sus ahorros o el de sus familiares y otros haciendo trabajos que no les correspondían por su talento. 

Cirque du Soleil, la mayor multinacional del show business de todos los tiempos, se declaró en quiebra y poco a poco va volviendo a la normalidad. 

Una navidad sin apenas circos navideños en Europa. 

Sin Festival Mondial du Cirque de Demain. Sin Festival de Montecarlo por dos veces.

Una larga lista de sin, sin, sin… que parecía no tener fin.

Cancelados por fuerza mayor. El acabose. Sálvese quien pueda…

Mientras que la mayoría se escondió en las barricadas, unos pocos saltaron a luchar a campo abierto luchando contra viento y marea y quién sabe qué.

A pesar de todo gracias al triángulo circense Girona-Besalú-Roses nunca nos ha faltado circo de calidad. Circusland abrió sus puertas en Besalú. Las dos últimas navidades tuvimos “Adrenalina” y la tercera edición del Gran circo sobre hielo. En verano una edición especial llamada Festival de Festivales y en Besalú y Roses la primera edición de Nits de Circ. Y desde ayer disfrutamos del X Festival Elefante de Oro.  

Durante todo este tiempo de pandemia Genís Matabosch y Joan Mompart han intentado hacer el cuádruple salto mortal sin red. Y una vez más lo han conseguido. Porque en esta décima edición la atracción más sensacional es haber conseguido lo que parecía imposible: que Girona volviera a ser la capital mundial del circo. 

Y dicho lo dicho, vayamos a la pista. Genís Matabosch y el Royal Circus Ballet de la compañía Gia Eradze nos dan la bienvenida, tras la que los artistas venidos de trece países distintos entran en la pista. Todo un prólogo de lo que acontecerá a continuación… 

Peter Campa vuela ya sin la compañía de Tintín Campa y el tristemente desaparecido Pedro Pedro con el que formaba uno de los mejores tríos de payasos de toda Sudamérica. Y pese a todo el show debe continuar y el joven payaso sigue volando alto porque su comicidad tiene la frescura y el savoir faire de quien se ha dedicado desde niño a hacer reír al prójimo.

El contorsionista extremo Nikita Gerget lleva esta disciplina, válgame la redundancia, al extremo. Como salido de un videojuego se disloca como aquel que no hace nada y hace mucho, dando más vueltas que la vida. Y lo hace imprimiendo su sello propio que le distingue de otros grandes contorsionistas que le precedieron en el Festival como Aleksandr Batuev. 

Jason Palma (equilibrios). Foto: François Dehurtevent

El también solista Jason Palmer presenta un acto de equilibrios sobre bastones que culmina con un gran final: un complicado ejercicio en el que tras colocarse en equilibrio en vertical sobre dos naipes situados en ambos extremos de la plataforma los deja caer de golpe para aterrizar en equilibrio de manos.

Su acto es de corte tradicional, al igual que el mano a mano de los Hermanos Latino que presenta una característica que los diferencia de la mayoría de dúos de su disciplina: portor y ágil tienen una constitución física parecida, con lo cual el trabajo del primero requiere más fuerza. 

En una disciplina donde lo complicado es innovar ejercicios o planteamientos, ellos empiezan por donde otros terminan: subiendo los escalones que llevan a la plataforma de espaldas y en equilibrio cabeza con cabeza.  

El círculo aéreo de las Diamond Wings confirma que además de los Stay Homas el confinamiento dio a luz otras propuestas tanto o más interesantes. Este acto, desbordante de sensualidad, es fruto de la unión de dos talentos de distintas procedencias y disciplinas: la ucrainesa Anya Liapunova, miembro del trío de acróbatas Bellissimo y la bailarina georgiana Maria Nijaradze. 

Su número y el de las cintas aéreas del Duo Mico tienen en común que, mientras sus cuerpos giran 360º, enlazan a gran rapidez las secuencias de los distintos ejercicios que componen su repertorio, algunos de ellos de gran mérito como sendos spagats de las/los portoras/es sujetando a las ágiles por la nuca con una sola mano.

La Troupe Zola New Generation es la segunda generación de aquellos que ganaron uno de los dos primeros Elefantes de Oro de la primera edición del Festival. Mientras que en la formación original el segundo número era el volteo acrobático en la actual presentan los saltos a la comba, en los que logran saltos mortales hacia atrás impulsados en banquina.

El doble mástil chino de la Hassak Troupe y el funambulismo de “Pharaoh” de la Hametov’s Troupe son de por sí un compendio de ambas disciplinas. Leosvel y Diosmani popularizaron un complicado ejercicio en el que el portor, en equilibrio horizontal, hace la bandera y el ágil se sostiene de pie sobre el cuerpo extendido de su compañero. La Hassak Troupe va más allá, añadiendo un segundo ágil en equilibrio sobre las espaldas del primero.

Y el primer ejercicio de la Hametov’s Troupe es también para abrir boca y no cerrarla:  un portor caminando cual forzudo en el alambre con una barra que sostiene dos trapecios en los que hay sentadas dos compañeras. A esta proeza seguirán más como el spagat con la ágil sobre la cabeza de dos portores, mientras uno de ellos camina hacia adelante y el otro retrocede.

Y dejamos para el final las tres atracciones que cierran el espectáculo azul: una cuenta hacia atrás que nos lanza hacia el espectáculo rojo.

 

Wave’, protagonizada por I. Ivantsov (malabares). Foto: François Dehurtevent

En “Wave” todo es futurista: la puesta en escena, el vestuario luminoso de las seis bailarinas y del malabarista Ilya Ivantsou, así como una plataforma parecida a una “U” —más elevada y curvada de un extremo— instalada sobre una pista giratoria. 

A lo largo de diez años el Festival nos ha presentado todo tipo de malabares. Hemos contemplado solistas de todo tipo: de corte clásico como Kevin Flores o Brian Dresner, el diábolo de Arata Urawa, el malabarista daliniano “Salvador”, los malabares de rebote de Sergio Paolo o los combinados con claqué de Kai Cao… 

Y también hemos visto por primera vez en un circo europeo a malabares en grupo como Diabolo in Soul, los meteoros de la Hebei Acrobatic Troupe, “Grabitation” led by Shcherbakov, Empress…

Pero lo nunca visto son los malabares presentados por “Wave”. Con gran habilidad los aros no tan solo son lanzados al aire sino también contra la “U”, volviendo a las manos de Ilya Ivantsou como si de boomerangs se tratasen.

“Still loving you” del Duo Sukhorukov es una historia de amor tejida en las alturas con una red que pesca “¡Ohsss!” y aplausos entre los espectadores… 

Y por vez primera vez en diez ediciones contemplamos una disciplina aérea de gran complejidad y no tan solo por trabajar a gran altura sin ningún tipo de protección: no enredarse en la red es ya de por si todo un logro teniendo en cuenta a la velocidad con la que giran en círculo mientras los cuerpos cambian de posición al mismo tiempo que la malla se despliega o se pliega. 

‘Venice Carnival’, liderada por
N. Grushin · (cama elástica con icarios). Foto: François Dehurtevent

Y el último número es la traca final: “Venice Carnival”, liderado por Nikolai Grushin, nos presenta una atracción que combina los saltos en la cama elástica, los juegos icarios y la barra rusa. 

Y como mandan los cánones del circo: de “menos” (¿?) a más, un in crescendo que culmina con los dos portores tumbados sobre sus respectivas trinkas calzando en cada pie una barra rusa sobre la cual el ágil, con una venda en los ojos, dará un salto mortal hacia atrás para caer en equilibrio sobre un pie en cada barra tras pasar entre el aro que sujeta. 

Gran Desfilada. Foto: François Dehurtevent

Y después del Gran Final con todo el público puesto en pie aplaudiendo, la Paris Circus Orquestra dirigida por el trompetista Pierre Pichaud acompañaba con su música el desalojo del chapitó… 

Y los espectadores que nos resistimos a marcharnos a nuestros hogares recibimos el premio de quince minutos más de música circense.

Próximas funciones

  • Viernes 18 febrero: Espectáculo Rojo (17:30 y 21:00)
  • Sábado 19 febrero: Espectáculo Azul (12:00, 16:30 y 21:00)
  • Domingo 20 febrero: Espectáculo Rojo (11:30, 16:00 y 19:30)
  • Lunes 21 febrero: Día del espectador: 18€ (Espectáculo Rojo 17:30 y Espectáculo Azul 21:00)
  • Martes 22 febrero: Gala Premiados (20:15)

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