No les detallo aquí los premiados, si acaso, aquí los tienen, sino que los escribo de la gala que ha sido ha sido espléndida: La banda musical "Hora de Joglar" suena extraordinariamente bien y tienen un punto de complicidad circense que los ubica a la perfección. Gran banda para poner la banda sonora de la noche. Los Rhum y Cía merecen una mención especial. ¿Especial? Especialísima. Esto es una Trouppe de payasos excelentes. En Navidad estarán de nuevo en el Teatre Lliure de Barcelona, y si todavía no los han visto, no lo dejen escapar. Son los payasos que todo adulto de este país debería ver. Y ya lo he dicho. La noche fue cuidadosa con las actuaciones escogidas (Los equilibrios acrobáticos de circ Pistolet – el dúo de malabares de Circo Los – la cuerda lisa de Irene Estradé de A Plom i Vol – el cuadrante aéreo de Jordi Serra y Amanda Delgado de Vol de-ment – la rueda Cyr de Sergio González de En Diciembre, todo bajo el guión y Dirección -encertada- de Piti Español y Xavier Erra) dando pistas interesantes todos los números de la buena dirección que está tomando la creación – contemporánea – de circo en Cataluña .

 

La noche también tuvo el momento "manifiesto reivindicativo emergente". Un manifiesto que, de tan esencial que es se vuelve sintomático de donde se encuentra todavía este país con respecto a derechos, deberes y detalles contractuales que son, aún en el año 2015, la verdadera cuerda floja del artista. La premiada compañía Passabarret, de Valls, hizo hincapié territorial: Hay circo – mucho circo – más allá de Barcelona. Y tienen razón. Y finalmente tuvo el "momento cajas", en el que se oyeron silbidos hacia el sponsor de la gala, – el BBVA y la Fundación de Cajas Catalanas – que el director de la gala y de Zirkólika – Vicente LLorca – supo gestionar con elegancia. Funambulistas, las cajas y los bancos, se han ganado a pulso, pienso, este momento que les toca vivir y entiendo el malestar hacia ellos. Una vez hecho el daño les toca, si lo desean, demostrar honradamente y más allá del puro marketing cuál puede ser su vínculo y apoyo real con la cultura, con la sociedad. Mientras tanto, ya lo saben, se arriesgan a los silbidos y también a que más de uno les gire la espalda de pleno derecho.

 

Vuelvo al principio: Buena gala. He echado de menos la carpa. En Cataluña se trabaja el circo pero no tiene aún resuelto y normalizado el tema de los circos con carpas. Pero es que ya se sabe que una carpa, de circo, es una estructura básica. De estado, diría. Y ya se sabe que en este país le fallan y le faltan eso mismo, las estructuras. ¡Viva el circo!

 

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