La compañía Rhum i Cia estrenó el pasado mes de julio su nuevo espectáculo Rhumïa en el Teatre Lliure de Montjuïc dentro del programa del festival Grec de Barcelona. Su primer espectáculo Rhum (2014) fue un homenaje al gran payaso Monti que tuvo una larga vida en forma de giras y dos temporadas en el Teatre Lliure de Gràcia. Ahora la compañía vuelve con el nuevo espectáculo Rhumïa y de nuevo consigue poner a su público en pie.  

La segunda parte del espectáculo rompe todos los prejuicios sobre las segundas partes desastrosas. Por lo oído en el vestíbulo y por comentarios posteriores, la segunda parte gana la partida si hubiera que elegir entre las dos. Pero elegir no es una palabra correcta en este caso. Rhumïa es el segundo espectáculo de la compañía Rhum i Cia y es diferente. Es más intenso, tiene un ritmo más alto,  merece un grado mayor por tener al público enganchado a la acción durante todo el espectáculo.

Mauro Paganini es el nuevo fichaje de la compañía y sustituye a Guillem Albá. Lleva al espectáculo mucho romanticismo y un toque picante a la vez. Es un trovador y titiritero, un carablanca que utiliza la máscara del payaso augusto para quedar bien con todos. Su personaje, recién contratado por la compañía, tiene miedo de que le echen del grupo, así que actúa como si fuera un Truffaldino de Bergamo. Es muy diestro y siempre encuentra la respuesta correcta que le salva.

Cabe destacar el trabajo del director Martí Torras y Xavi Xipell “Xipi” que han creado una escenografía artesanal, inusual, una joyería. La escenografía de Rhumïa es una obra muy sutil, con muchos detalles invisibles que hacen ser visibles cosas grandes. Aquí también hay que dar las gracias a Quico Gutiérrez que ha encontrado una manera muy delicada y muy sabia de iluminar toda esta preciosidad. Y todo el respeto a la autora de vestuarios Rosa Solé, que ha hecho su trabajo con mucho amor y buen gusto a cada uno de los cinco protagonistas del espectáculo.

En definitiva, es una alegría de disfrutar de una obra de clown que tiene una buena dramaturgia, un humor divertido y donde participan cinco grandes payasos, como son Jordi Martinez, Joan Arqué, Pep Pascual, Roger Julià y Mauro Paganini. Un espectáculo que tiene un final inesperado… Después de estirar y tensar la cuerda de emociones durante toda la función, al final los payasos la sueltan y hacen llorar al público con un gesto pequeño, con palabras simples y con abrazos abiertos.