Más proyección para La Central del Circ

Más proyección para La Central del Circ

Helena y Antxón Ordóñez Bergareche (Madrid 1987 y 1982, respectivamente) son hermanos además de compartir pasión y oficio. Mientras la primera es especialista en producción y gestión cultural, él se decanta por el asesoramiento artístico y desempeño de diferentes artes escénicas. Desde principios de este año son también el dúo a la dirección artística de La Central del Circ para el período 2020-2022. Una comisión les nombró a este cargo tras valorar su conocimiento de los diferentes agentes y espacios de artes en vivo, así como su propuesta concreta para la gestión de La Central. Descubrimos quiénes son y cuáles son sus planes para esta etapa.

Los hermanos Helena y Antxón Ordóñez Bergareche han estado en muchos lugares: Contando gente en el metro, vendiendo fruta ecológica, montando sistemas eléctricos en okupas o trabajando en Ikea o Banco Santander.  Ambos comparten el hecho de haber oscilado “entre el mundo alternativo, en el que a menudo nos hemos sentido más cómodos peleando con uñas y dientes, y el trabajo ‘mercenario’ para empresas y proyectos más gordos”, explican.

Tal vez el hecho de haber dado tantas vueltas, sumado a que Antxón lleva muchos años vinculado a las artes escénicas tanto en el ámbito de la programación y producción de festivales como en la investigación sobre el Teatro Circo Price, les ha llevado precisamente al lugar en que se encuentran ahora: al frente de La Central del Circ, un espacio “muy peculiar dentro de un panorama muy especial, con muchos detalles que harían imposible encontrar otro igual”. Un lugar, señalan, “demasiado sensible e importante dentro del panorama profesional como para que nuestras ideas sean lo primero y más importante”.

Objetivo: crecer

El proyecto de los hermanos Ordóñez Bergareche ha sido seleccionado entre cuatro candidaturas para asumir la dirección artística de un espacio, La Central del Circ, en el que justo acababan de aterrizar cuando el mundo se vino abajo y les tocó no solo confinarse lejos de Barcelona, sino gestionar proyectos a distancia y capear el temporal para salvar, junto al resto del equipo, los que ya estaban en marcha. Aseguran que esta etapa recién estrenada les plantea numerosos retos. “Nuestro objetivo es básicamente uno: que La Central crezca”. Y que lo haga de manera “que cada persona consiga satisfacer sus necesidades artísticas, al tiempo que siga siendo un lugar fecundo artísticamente”, explica Antxón, para quien su labor debe ser, en definitiva, “planificar y proponer, buscar, escuchar, cuestionar y empujar a los artistas que pasen por La Central”.

Este espacio de creación, investigación, entrenamiento, ensayo y formación de 3.000 metros cuadrados destinado a los profesionales del circo nació en 2008 tras muchos años de demandas por parte del sector, que requería un espacio propio para una disciplina que hasta entonces había sido ignorada por las administraciones. Así pues, fruto de la confluencia entre las demandas históricas de la APCC (Associació de Professionals de Circ de Catalunya), el nacimiento de las primeras fábricas de creación impulsadas por el Institut de Cultura de Barcelona (ICUB) y la creación del Pla Integral de Circ de la Generalitat, nació este espacio que, en 2011, se trasladó a su sede actual en el Parc del Fòrum de Barcelona. Su carácter multidisciplinar y lo ambicioso del proyecto hacen de La Central de Circ un lugar único en Europa, uno de los pocos que cuenta con las condiciones para practicar casi todas las disciplinas circenses.

Con otras disciplinas

Los hermanos Ordóñez Bergareche tienen clara la necesidad “de articular la mayor cantidad posible de alianzas para que la actividad de La Central tenga proyección y se entienda desde otros lugares y ambientes”, indica Helena. Esto implica que el proyecto crezca más allá del sector artístico y cultural. “Precisamente el momento actual demuestra que es imposible reflexionar sobre lo que estamos viviendo sin aportaciones de otras disciplinas, desde la ciencia a la sociología. Otro ejemplo es un laboratorio de dramaturgia que hicimos, en el que se implicaron formas y estructuras procedentes de la lingüística, además de otras vinculaciones que se han producido con artistas urbanos o gamers, explica. Por otro lado, insisten en que en La Central se ha de “poder trabajar con la libertad de no estar necesariamente obligadas a alcanzar un resultado comercial”.

Tras haber vivido en diversas ciudades, Helena y Antxón se reencontraron en el movimiento 15-M y desde entonces no han dejado de trabajar juntos. En la actualidad, compaginan su labor en La Central del Circ con su propia compañía, Accidental Company, creada en Montpellier en 2007, que agrupa a artistas de diversos países procedentes del clown, el teatro físico, el bufón, las máscaras y las marionetas.

Helena comenzó a desarrollar “de manera intuitiva” el rol de productora en Accidental Company, de la queya formaba parte su hermano, y desde entonces se ha dedicado al ámbito de la gestión (ha cursado un máster de gestión cultural y otro de gestión de audiencias culturales), aunque también, dice su hermano, “tiene mucho callo en acompañar procesos de creación y conocimiento de la historia del arte”. De hecho, estudió la carrera de Historia del Arte y posteriormente de Tasación y peritaje de obras de arte. Ha realizado, además, giras y producciones con The Cross Border Project, Temporada Alta, La Joven Compañía o los Premios Buero de Teatro Joven. “En fin, mucha carretera, mucha gente y mucho circo”.

Innovación, creación y compromiso

Antxón, por su parte, desde que empezó sus andanzas en las artes escénicas con tan solo 11 años ha pasado buena parte de su carrera “nomadeando”. Pese a que su objetivo era enfocar su trayectoria a la escritura y la dramaturgia, acabó estudiando teatro físico en la escuela Lecoq de París, para más tarde formarse en clown, ya de vuelta en Madrid, junto a Gabriel Chamé. “Mi profe de acrobacia me decía que mi columna vertebral parecía una carretera portuguesa, pero practiqué circo en la medida en que mi físico me lo permitía”, explica, además de haber realizado asesoramiento artístico para compañías. De hecho, considera que en la actualidad “hay un circo que trata de innovar, de quitar el foco de la proeza y ponerlo en la creación de una obra personal, de un trabajo de creación más abierto y menos basado en patrones” e insiste en que “hay un público fuera sediento de un circo de calidad, hecho con compromiso”. Pese a haber tenido siempre una relación muy especial con Francia, considera que “sería bonito dejar de mirarla todo el rato como modelo y encontrar definitivamente el nuestro”.

“Nuestros planes para estos primeros meses eran empaparnos del funcionamiento, las personas y los proyectos”, señala Helena, “cosa que hemos tenido que hacer a través de la pantalla y en un momento en que la incertidumbre es difícil de sobrellevar”. En este sentido, “gracias a que el equipo ha peleado, se está consiguiendo pagar todas las becas y colaboraciones que se iban a realizar durante los meses en que estamos cerrados”. De momento, su papel al frente de la institución se define por la cautela. “El barco es demasiado grande como para dar un volantazo, y además nos parece que Johnny Torres –el anterior director artístico– estaba haciendo un trabajo estupendo y queremos abordarlo desde el respeto”.

Pasado y futuro del proyecto

Les preguntan a menudo que por qué trabajar juntos, algo que para ellos es tan orgánico que les resulta difícil explicarlo. “Nos gusta. Funcionamos mejor en equipo”, afirman. Tal vez por ello, por el perfecto encaje entre la vertiente artística de Antxón y la de gestión de Helena –“pese a que ambas hemos trabajado en ambas”– su proyecto ha encajado tan bien en un lugar con tantas posibilidades como La Central. “Dos cabezas piensan más que una y tienen más experiencia. Es muy útil en situaciones de tensión, porque cada una mitiga los defectos de carácter de la otra”, explican. En La Central cumplen una jornada completa entre los dos, lo que les permite repartirse el trabajo y el sueldo y disponer de tiempo para otros proyectos.

Aseguran que decidieron presentar su candidatura a instancias de varias personas de su entorno, pues por aquel entonces “estábamos en un momento personal muy difícil y con mucho trabajo en la compañía, pero de esa misma situación sacamos la fuerza y la ilusión”, explica Helena. En la actualidad, se declaran entusiasmados ante el reto pese a la coyuntura delicada. Helena lo define como “un vértigo gustoso”, mientras que Antxón habla de responsabilidad. “Es un trabajo emocionante que trato de hacer bien y me gusta, pero nunca pensé estar aquí y no es mi aspiración dirigir instituciones, por muy artísticas que sean. Trato de ser útil y divertirme”.

Conscientes de que competían con tres candidaturas más –la suya puede leerse íntegramente en la página web de La Central de Circ–, prefieren no plantearse por qué ellos. “Asumimos que nos han elegido y punto, para así trabajar con la seguridad de saber que alguien decidió que estemos ahí. A nosotros nos toca el después”. En cualquier caso, su objetivo es que sea su trabajo el que les defina. “Esperamos que, si el mundo no se acaba entretanto, poder hablar con hechos”.

Apoyo de Joan Ramon Graell
 
Joan Ramon Graell, director artístico de la Producció Nacional de Circ, fue otro de los candidatos a dirigir La Central del Circ. “El programa propuesto por Helena y Antxon Ordoñez me parece muy completo y coincide con el mío en la necesidad de trabajar en red. Solo puedo apoyar y valorar de forma positiva la decisión del comité de selección. Además, al ser dos, se podrán repartir el trabajo según sus especialidades y así complementarse”. También aclara que se “tendrían que usar las nuevas tecnologías para implementar sistemas de selección más democráticos y que todos los usuarios puedan participar y aportar su voto de forma fácil y segura. Graell también destaca la importancia de la figura de una dirección artística para poder ejercer de interlocutor entre las administraciones y los artistas. “Se necesitan profesionales que conozcan las realidades y entiendan las necesidades de ambos lados para favorecer el diálogo y el impulso de nuevos proyectos”, explica Graell./ L.Z.
 
Una elección polémica
 
La comisión de selección que eligió la nueva dirección se decantó por el proyecto de Helena y Antxon por sus “conocimientos de los espacios de artes en vivo y por su capacidad de generar dinámicas participativas y su propuesta de dirección compartida”, según un comunicado oficial. La decisión se tomó después de una primera convocatoria que quedó desierta a pesar de haberse presentado un proyecto de Joan Ramon Graell, artista y expresidente de la Associació de Professionals del Circ (APCC). Esta decisión provocó una polémica en las redes y malestar en parte del sector. La comisión de selección ha pedido abrir un debate sobre el “papel y la necesidad de las direcciones artísticas en los espacios de creación” y que se amplíe el “periodo de pruebas a un año para poder valorar con más perspectiva el trabajo desarrollado por esta nueva dirección”. Esta es la cuarta dirección de La Central del Circ, tras Leandro Mendoza, Roberto Magro y Johnny Torres. /ZRK
 
 

 

(Artículo publicado en el número 65 de la revista Zirkólika). 
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