Entrevista a Toni Gutiérrez y Asvin López, de La Fem Fatal

Entrevista a Toni Gutiérrez y Asvin López, de La Fem Fatal

Por Neus Molina – Toni Gutiérrez y Asvin López son La Fem Fatal, una pareja curiosa que invierte roles de género así como también invierte su posición encima del trapecio. Se han formado casi con los mismos maestros, desde Pili Serrat, con quien aún trabajan en el Ateneu Popular de 9Barris, hasta Yuri Sakalov en Bruselas. Juntos y por separado, han viajado y trabajado en Inglaterra, Brasil o Australia. Los dos han participado en diversas compañías de circo y teatro, como el Circ Cric, en la cual han trabajado con números de trapecio doble, trapecio fijo, cuerda lisa o mástil chino. La pareja se conoce desde hace años, pero no empiezan a trabajar juntos hasta que circunstancias y coincidencias de la vida les hacen abandonar proyectos anteriores de manera simultánea y el azar quiere que unan fuerzas. En el año 2014, La Fem Fatal emprende el vuelo en el Festival de Brocante. Hasta ahora. Para este nuevo año, poniendo vidas, miedos e inseguridad patas arriba, La Fem Fatal ha estrenado un nuevo número que ha titulado Eje36. Un montaje bailado con música de Pia Nielsen. La compañía que combina un número de dos y que se integra en espectáculos colectivos sin miedo a salir de la zona de confort ha recibido este año la medalla de bronce en el Festival de Circo de Albacete. Ellos dicen que todo les sale fatal, pero no es cierto.

¿Cómo decidisteis este nombre tan curioso, La Fem Fatal?

[Se ríen] Toni Gutiérrez: Pues sin planificarlo mucho nos salió un bolo juntos. No teníamos previsto montar una compañía, ni trabajar juntos, nosotros nos entrenábamos y nos divertíamos creando. ¡Aquel bolo inesperado lo cambió todo!

Asvin López: Antes de hacer un ejercicio siempre nos decimos el uno al otro: "La fem? la fem?" [lo  hacemos en catalán] y de aquí viene el nombre. Se lo dijimos a Pili Serrat, del Ateneu Popular 9Barris, y le pareció bien

¿Quién es la femme fatale?

T.G: Quizá sea yo (se ríe). Ninguno de los dos nos sentíamos como la femme fatale, un personaje femenino inquietante y perverso

La mujer o es maligna o es una santa.

A.L: Exacto. Nosotros lo que queremos es que los roles desaparezcan, romper el género.

¿El circo es un buen lugar para acabar con el binarismo hombre/mujer y las relaciones tóxicas?

T.G: Pues sí, el circo es un espacio de gente activa que crea y se reinventa. No obstante, los roles  clásicos de qué hace un chico y qué hace una chica están muy enquistados. Por ejemplo: el hombre hace de portor y la mujer de ágil. Nosotros lo intentamos revertir pero también hay temas físicos que no tienen relación con los roles.

A.L: Pero, por ejemplo, yo no hago de ágil guapa. Llevo el pelo en la cara y voy vestida sencilla sin colores vistosos ni lentejuelas más propio de lo tradicional.

¿En el circo tradicional se marcan más los roles de género?

T.G: Sí, al menos en escena. La mujer enseña su cuerpo y destacan los pechos y el culo, mientras el hombre enseña su torso musculado. La mujer es frágil y el hombre protege y cuida.

A.L: No obstante, y a pesar de que nuestra puesta en escena es diferente, en Albacete, donde la mayoría de los espectáculos eran de circo tradicional, nos sentimos muy a gusto. Los compañeros nos vinieron a ver y nos felicitaron. Quizá la clave es programar cosas diferentes, ampliar el marco.

Una de las claves para ampliar los marcos mentales de los artistas de circo, pero también de los programadores y los espectadores, ¿es la formación y la enseñanza? Los dos habéis sido formadores de niños, jóvenes o profesionales, ¿cómo definís la experiencia?

T.G: Como formadores tenemos un papel muy importante porque cuando las personas trabajamos con el cuerpo aparecen todas las carencias y los miedos… La inseguridad está muy presente y nuestra tarea es potenciar la autoestima dentro del aprendizaje técnico y artístico.

A.L: Yo trabajo, por casualidad, con un grupo de niñas y chicas y aprovecho para hacer incidencia  en temas de género y empoderamiento. Intentar dejar atrás el ‘Yo no puedo’ porque todos podemos. La diferencia es el tiempo que lleva entrenando cada persona. La clave es no compararse. No competir.

¿Cómo lidiáis en clase con temas de competitividad entre los alumnos?

T.G: Les explicamos que la competitividad con los otros no tiene sentido. Tienen que competir con ellos mismos. Trabajar la autosuperación. Cuando estuve trabajando en la India con un proyecto de circo social, detecté que los niños juegan sin compararse, ni chincharse. Nosotros vivimos en la sociedad de la competición. Ellos no.

Los dos habéis trabajado en compañías grandes: el Circ Cric, La Persiana… No obstante, vuestra compañía es muy pequeña. ¿Por qué decidisteis que con dos ya había suficiente?

A.L: Nos gustan las dos cosas, las compañías grandes y las pequeñas, y también nos gusta alternar. El hecho de ser dos nos permite organizarnos mejor para viajes, gestiones administrativas y también  personalmente, estamos muy bien juntos.

T.G: Pero también queremos seguir formando parte de compañías grandes. Nuestro trabajo bebe de las dos maneras de trabajar: en colectivo y en solitario. Los colectivos grandes para entenderse tienen que irradiar respeto, ayudarse y, cuantas más personas hay, más diferencias o más cosas que no gustan pueden surgir. Escuchar y entender al otro es muy enriquecedor.

¿La Fem Fatal quiere crecer?

T.G: Pues tenemos ideas de crecimiento y un proyecto grande a largo plazo en el cual queremos sumar más artistas. Una de las personas que tenemos claro que nos acompañará es la música Pia Nielzen. Nos conocimos haciendo Soterrani Còsmic (Circ d'Hivern 2017) ¡y supimos que era ella!

A.L: La Pia ya ha entrado en la nueva pieza que estrenamos en mayo y ya hemos empezado a trabajar en el proyecto grande. Hicimos una residencia en Toulouse (Francia) y estamos muy contentos de ello. Ahora bien, no tenemos prisa en crecer. Lo haremos lentamente.

Habladme de la nueva pieza que estrenáis en mayo en el Festival Trapezi de Reus.

A.L: Pues Eje36 es una evolución de La Fem Fatal que ha surgido en los últimos años y nos ha hecho unirnos. Se puede ver una evolución artística y técnica. La nueva pieza bebe de todo aquello que hemos hecho hasta ahora y también del espíritu de bailar, el interés por la danza.

T.G: Quizá es la pieza más bailada que hemos hecho. A los dos nos encanta bailar. En la primera pieza de La Fem Fatal hablábamos de nosotros, de nuestra relación. Ahora que nuestra relación es estable queremos compartir nuestra pasión por bailar. El reto es "bailar la pieza", trabajar el movimiento sin perder técnica.

¿Habéis vuelto a trabajar con Pili Serrat como ojo externo?

T.G: Sí, y también con gente de la danza. En el circo, entre ejercicio y ejercicio paras, nosotros queremos que toda la pieza se realice en movimiento. ¡No sé si lo conseguiremos!

Danza, movimiento, música… ¿el circo es un arte híbrido o un arte por si solo?

A.L: El circo es un arte porque es un arte híbrido. Se define por el hecho de ser híbrido.

T.G: Cada vez es más inclasificable porque incorpora actores, bailarines, texto…

L'Auditori es el equipamiento de la música, el Mercat de les Flors de la danza y el movimiento, el TNC del teatro clásico… ¿Por qué el circo no tiene un equipamiento propio? ¿Por qué se trata de un arte híbrido que puede encajar en cualquier sitio?

A.L: Yo creo que más que un equipamiento, lo que convendría es que todos los equipamientos tuvieran las necesidades técnicas del circo cubiertas. Una de las cosas que más agradecí de visitar  el Circo Teatro de Albacete fue que todo funcionara correctamente, que los técnicos supieran lo que queríamos, los anillamientos, las luces…

T.G: Yo creo que sí que nos hace falta un equipamiento de circo para visibilizarnos. El circo necesita una discriminación positiva, necesita que se le eche una mano.

¿Estáis a favor de cuotas de programación?

A.L: Yo no creo en las exclusiones, creo que no necesitamos un nuevo espacio sino adaptación de los espacios para hacer circo y formación de los programadores.

T.G: Yo, sí. Creo que, por ahora, las cuotas son necesarias. Necesitamos más ciclos, más programación. Estar presentes.

A pesar de esto, algunas voces dicen que los ciclos son como setas, que lo que se necesita es entrar de lleno en las programaciones.

T.G: Somos un arte que pide igualdad, si de momento tenemos que hacer ciclos para que nos conozcan pues bienvenidos sean.

¿Los dos os habéis formado y habéis trabajado fuera? ¿Qué le falta al circo?

A.L: Seriedad.

T.G: Sí, ni juicios ni cuestionamientos sobre las necesidades de los artistas. Aquí no se entiende el precio de nuestro trabajo y nuestras necesidades básicas. No hay confianza. Los programadores siempre quieren negociar los precios, rebajar el caché y esto va en contra de nuestra  profesionalidad.

¿Falta experiencia por parte de los programadores y las administraciones que contratan circo?

T.G: Sí, mucha. El circo está en la adolescencia, no ha madurado y lo tratan como lo que es, un niño

A.L: Si no han programado nunca circo y no conocen las necesidades del sector, tienen que escucharnos.Nos encontramos que en lugar de escucharnos, hacer piña y evolucionar, te cuestionan los  requisitos simples.

T.G:  Al final, esto es un problema vertical que viene de arriba. La administración no pone dinero, los programadores llevan a cabo su trabajo con presupuestos ridículos y nosotros cobramos una miseria. El problema es la precariedad general.

¿En otros países no es así?

A.L: En lugares como Francia o Bélgica, el circo está mucho más presente y está mucho más profesionalizado. Conocen el precio de las cosas y tienen un sistema de contratación mucho más acorde con las necesidades. Nos sale mejor, económicamente hablando, trabajar en Europa que aquí.

Quizá lo que falta es inversión y formación de cómo funcionan las empresas de circo. ¿Qué estructura empresarial tiene La Fem Fatal?

T.G: Nosotros formamos parte del Col·lectiu La Persiana, somos una asociación y compartimos un NIF. Nos damos de alta y de baja para cada bolo.

¿Toda la producción y la gerencia de la compañía la hacéis vosotros?

A.L: Somos una compañía autogestionada. Hemos tenido que aprender a hacer distribución, producción y contabilidad… En otros países, tienen personas que se encargan de estas tareas que son logísticas y no artísticas pero que son imprescindibles.

T.G: Estamos buscando alguien que pueda asumir esto por nosotros, pero el perfil es muy específico y cuesta encontrarlo porque aquí no tenemos suficiente experiencia.

¿Pensáis que el nuevo Estatuto del artista mejorará vuestra situación jurídica y económica?

T.G: Pues no tenemos mucha información. Esperamos que sí, pero no creemos que consigamos equipararnos a lo que tienen en Francia.

Habéis recibido la medalla de bronce en el Festival de Circo de Albacete. ¿Pensáis que los premios ayudan a hacer más bolos?

A.L: Esperemos que sí (se ríen), pero lo que tienen que mejorar son los cachés. Hay una gran desconexión de todo el sistema en general: la administración nos premia pero las condiciones no mejoran y seguimos con el ciclo de la precariedad.

¿El circo está alejado de la sociedad y por eso da miedo programarlo?

T.G: Hay público para todo, de eso estamos seguros. Da miedo porque no se conoce. Antes daba miedo programar danza. Hay que confiar.

Mientras tanto estáis obligados a salir fuera.

A.L: Trabajamos para vivir y, fuera de España, nos pagan mejor y las condiciones son mucho más buenas. Hacemos más bolos en Europa que aquí, nos sale más rentable hacer bolos fuera de casa.

(Artículo publicado en el número 61 de la revista Zirkólika).

 

 

 

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