Domingo. Salgo de casa con el tiempo suficiente para llegar al combinado de circo que hacen en el castillo de Montjuïc. Como el sábado quedé empapado subiendo a pie, apuesto por el autobús. En Plaza España me coge un sudor frío. Cuento la gente que hace cola en la parada. Son más de 200 personas que quieren subir al castillo. No veré ni un rato de los Licedei, payasos de la escuela rusa que el sábado me hicieron reír. Doy marcha atrás y cojo metro y, por los pelos, el funicular.

Llego al chapiteau del Circo Italiano justo a la hora, a tres cuartos de una. El equilibrista Danilo Marder me recuerda precisamente el reloj que no he dejado de mirar durante media hora de sufrimiento. Mueve las piernas como si fueran las varillas del reloj. Con poco tiempo ya se ve que asistiremos a un gran festival de circo, que siempre queda más pomposo que decir simplemente combinado. Casi a la misma hora que el malabarista Fernando Pose, uno de los grandes artistas catalanes del momento, presenta un ejercicio de transformismo en el fosar; dentro el circo, la pareja rusa Galina Txernova y Valentin Txernov deja al público con la boca abierta con sus cambios de vestidos. Los bravos que se escuchan ya no pararán hasta el final de la función.

Con una mono de mecánico, aparecen dos acróbatas, Sergei Popov y Nicolas Xerbhak, que han triunfado en París y que es uno de los mejores ejercicios acrobáticos que ha pasado por Barcelona desde que la pareja ucraniana Iroixnikov actuó en el Gay Circus el año 2008.

El excelente malabarista ruso Alexandre Koblikov, que trabaja con diez pelotas a la vez, proviene, como la mayoría de los artistas que han actuado al combinado, de la ciudad de San Petersburgo, donde Gaetano Ciniselli construyó el 1877 un circo estable que los rusos han sabido conservar. Por el momento, nosotros los barceloneses, solo tenemos el circo inestable y todavía gracias.

Durante las fiestas de la Mercé, gracias a la apuesta que ha hecho Marta Almirall desde el Ayuntamiento, vemos el mejor circo. Pero el día que se cumpla la promesa del alcalde Xavier Trias hecha a este diario, en su época de regidor, de hacer un circo estable no hará falta tener miedo de perder el autobús. Siempre quedará mañana por ir al circo.

Crònica publicada el dia 26 de setembre de 2011 al diari El Punt Avui