Es curiosa la historia de Martín Zimmerman un mimo, payaso y coreógrafo suizo que antes de subir a los escenarios y estudiar circo en Francia se dedicaba a la decoración de grandes centros comerciales. No es baladí esta evolución personal, ya que el excelente espectáculo, titulado Hallo, que ayer presentó en el Mercat de las Flors (Barcelona) y que se podrá ver hasta este domingo 5 de marzo, está ambientado en unos grandes almacenes que podrían ser Zara o cualquier otra de las marcas que inundan y ahogan de ropa el centro de Barcelona.

El espectáculo, que me parece una parodia de estos espacios, pasa justamente en unos grandes almacenes. Lo que verá el espectador, sin embargo, será una sucesión de gags cómicos y la irrupción de sorprendentes imprevistos que Zimmermann deberá ir superando como puede. Lo más sorprendente del espectáculo es la transformación permanente del espacio y los diferentes escenarios que crea, con un gran marco que se va plegando y levantando mecánicamente y que da mucho juego y dinamismo a la función.

La transformación en diferentes personajes de Zimmermann a lo largo de una hora de función también es muy sorprendente y demuestra el gran talento de este artista que, a pesar del lenguaje contemporáneo de la creación, exhibe también entradas clásicas y de payaso de pista. Detrás de la parodia también hay una reflexión existencialista de Zimmermann, que constantemente, a través de gags inconexos entre sí, se interroga sobre qué es del derecho y el revés, la identidad, las verdades o el mundo de las apariencias. El juego de espejos es precioso, el gag de la limpieza muy divertido … y así durante una hora. Me llamó la atención cuando, vestido de marinero/militar, coge una bandera blanca, muy agujereada, y no se acaba de entender con ella. Con la bandera, que parece la antítesis del personaje, Zimmermann se acabó sonando los mocos. Después vuelve a su país, que son los grandes almacenes.

Para todos aquellos aficionados al lenguaje del payaso, al absurdo inteligente, a las dramaturgias contemporáneas y, en definitiva, a los grandes artistas internacionales, ir a ver Zimmermann en el Mercat de las Flors es una cita imprescindible.