La Bisbal 2023 o cómo vivir el aquí y ahora

La Bisbal 2023 o cómo vivir el aquí y ahora
Amer Kabani presentando ‘Runa’. Foto: Manel Sala Ulls

Llámense teléfono móvil o redes sociales, vivimos en un mundo lleno de armas de distracción masiva. La tentación de desconectar de lo que sucede delante de nosotros es cada vez mayor: si lo que vemos no nos gusta, sencillamente nos evadimos mentalmente porque todos/as podemos ser Houdinis.

Zen del Sur lo define así en su página web: “El término Zen puede definirse como atención plena al momento presente. Algo similar ocurre en escena, una experiencia vivida, no pensada, donde los artistas y el espectador convergen hacia un mismo estado, al servicio del arte.”

El nombre de la compañía le sienta como anillo al dedo porque por un lado logran que el público haya suyo este principio budista de paz interior y por el otro conecta con sus raíces andaluzas. Carlos Lópex y Noemi Pareja consiguen con ‘Órbita’ seducir al espectador/a, cogerle de la mano y acompañarle a un viaje intemporal por su onírico Cádiz en el que el sonido de las olas del mar se fusiona con las ráfagas de viento, el flamenco con las artes del circo, la danza contemporánea y la música nacida de las teclas, las cuerdas de una guitarra española y el eco de un cajón. Uno no se da ni cuenta y con su arte consigue que todo fluya sin prisa y sin pausa, dirigiéndonos hacia un final poético que cierran como dos enamorados mirando ensimismados el dibujo de un círculo arenoso que brota de una botella de cristal cual reloj de arena de playa. Aquella pista redonda que no utilizan nace al final para recordarnos que aquello que hemos visto era circo, circo con mayúsculas.

Zen del Sur. Foto: Jordi Grasiot Ruiz

Hay quien se escapa de la realidad porque esta le aburre y hay quien lo hace por higiene mental porque su día a día es duro como una piedra. Amer Kabani nos habla en ‘Runa’ de la realidad de Síria, un país que vive desde hace años inmerso en un devastador conflicto bélico. Piedras, alfombras, tablones, un tubo de hierro, notas de papel con mensajes escondidos en medio de las ruinas. No necesita de nada más para mostrarnos como un circo pobre puede convertirse en un gran circo haciendo uso de la imaginación. Su circo humano es un circo de crecimiento personal, un transformador viaje a Siria para darnos cuenta de lo afortunados que somos. Amer hace buena la sentencia de San Agustín: “No es más rico quien más tiene sino el que menos necesita”.

‘La Piedra de Madera’ de la Compañía de Circo “eia”. Foto: Ramon Bech

Las piedras han inspirado también ‘La Piedra de Madera’ de la Compañía de Circo “eia”. La inoportuna lesión en un pie de Jose Luis Redondo ha sido un hándicap que está condicionando el proceso creativo porque obliga a que por el momento Francesca Lissia y Celso Pereira tengan más protagonismo del inicialmente previsto. Esto no impide que el primero participe del espectáculo en uno de sus momentos más relevantes, cuando aguanta en equilibrio las piedras que Celso va depositando lentamente sobre su cabeza. La práctica de apilar piedras representa para budistas y taoístas el equilibrio interno, una paz interior que quieren transmitir junto con otra máxima que pregona esta compañía circense: “Confiar en que siempre habrá alguien que en los momentos difíciles te tenderá la mano”.  Su espectáculo de circo humano nunca será igual porque una parte de su trabajo depende de cómo interactúen con los espectadores.

Los “eia” salen así de su zona de confort para adentrarse por caminos inexplorados, ambición compartida por la Cia PakiPaya con su ‘Toca Toc’. Noemí Díaz y Adrià Mascarell nos abren la puerta de su casa para que podamos descubrir la cotidianidad de la vida en común de los pasionales Alicia y Antonio, una pareja de enamorados que como todas tienen sus momentos idílicos y otros que no lo son tanto. El cuadrante aéreo en comicidad de estos discípulos de Yuri Sakalov continúa siendo su mejor carta de presentación como compañía. A la tarea de actuar se suma la de montar y desmontar “su casa”: una mini carpa con capacidad para 75 personas. 

A todo ello hay que añadir el papeleo que conlleva, algo de lo que sabe mucho Pere Hosta, quien demuestra en ‘Disorder’ como, y ahora tiraré de tópico, es como los buenos vinos: mejoran con el tiempo. Su parodia de un funcionario incompetente viene a ser la versión clownesca actualizada del ‘Vuelva VD. mañana’, obra de Mariano José de Larra, quien ya en el siglo XIX hacía mofa del funcionamiento de la Administración Pública. Al bueno de Pere nada le sale bien porque es el caos en persona y ninguna de las citas se presenta a su oficina callejera. ¿Leandro Gado? Si alguien le ve, le recuerde por favor que Pere todavía le está esperando en la Plaça Benet Mercader de La Bisbal… 

Jordi Panareda estrenó hace ya doce años L’home que perdia els botons, un espectáculo de Circ Pànic que mantiene la frescura del primer día. Sin mediar palabra nos habla de la fragilidad humana y de cómo un hombre que parece uno más puede llegar a convertirse en un ser extraordinario capaz de volar gracias a un mástil que parece tener vida propia. Viendo en acción a este histórico del circo catalán me viene a la memoria la famosa escena del reloj que protagonizó Harold Lloyd en ‘El hombre mosca’, película de la que este año se cumple el centenario de su estreno.

Jordi Panareda de Circ Pànic. Foto: Ramon Bech

¿Cómo conseguir conectar con el espectador? “És aquí la mare dels ous” decimos los catalanes, el equivalente al “Ahí está la madre del cordero”. Kerol lo consigue en su autobiográfico ‘Welcome to my head’, con el que el laureado con la Medalla de Plata del Festival Mondial du Cirque de Demain nos invita a atrevernos a ser nosotros mismos pese a quien pese. Sólo le falta cantar ‘My way’ haciendo beatbox…

Tras hacer temporada en el prestigioso Crazy Horse de París llegó a La Bisbal para mostrarnos su disparatado universo en el que los micrófonos se convierten en mazas o un esqueleto en partenaire al que lanzar vinilos como si fueran puñales. 

Kerol, es un showman camaleónico que no se parece a nadie. Cuando le conoces te das cuenta de que es un tío con el que te encantaría salir de fiesta y también con el que sentarías durante horas a hablar sobre el sentido de nuestra existencia. Tenía ocho años cuando encontró en su casa un libro de Salvador Dalí y no paró de dar la lata hasta que consiguió que su madre le llevara a ver el Teatro Museo que el genio creó en Figueres. Tres años más tarde, un playback de ‘Living on my Own’ de Queen imitando a Freddie Mercury escandalizó al rector de la escuela católica donde estudiaba, hasta el punto de que éste se reunió con sus padres para compartirles su preocupación. Genio y figura, entró de puntillas en la escuela El Lido de Toulouse y salió de allí convertido en una estrella del show business. Como me confesó hace unos meses: “No hay camino hasta que tú te conviertes en el camino”.

Calles, paseos y plazas llenas a rebosar para ver estos y otros espectáculos como Du’k’to, Premio del Público Lola Casademont. La Fira de Circ de La Bisbal cerró ayer con 22.000 espectadores, cifra que representa un aumento del 15% respecto la edición anterior. El año próximo llegará a su 29ª edición, celebrándose el 40 aniversario del nacimiento de un evento pionero que fue interrumpido durante 11 años. Parece que fue ayer y pronto será mañana.

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