María Folguera, directora artística del Price: “Necesitamos seguir jugando, imaginando y explorando”

María Folguera, directora artística del Price: “Necesitamos seguir jugando, imaginando y explorando”

Empezamos con una pregunta un poco provocadora. Arturo Castilla, que fue uno de los directores del Price, se pregunta en el prólogo de sus memorias La otra cara del circo si el circo se está muriendo…

Cuando se revisan materiales históricos como los periódicos o los libros del siglo XX, me sorprende encontrar alusiones a la muerte del circo una y otra vez. También se la invoca desde la pista, lo cual me hace pensar que es una muerte paradójica y que el circo revive incesablemente para hablar de su posible muerte. Me parece muy interesante esa conciencia constante de crisis, creo que al teatro y a la danza les ocurre igual. A mi hay algo que me tranquiliza y es que cuanto más antiguo es un invento, más posibilidades tiene de perdurar. El circo va cumpliendo décadas y siglos, y es una garantía de que va a seguir.

¿Cuál es la línea estratégica del Price?

Una programación que acoja estéticas muy diversas y representativas de distintos territorios internacionales y estatales, además de apoyar la creación joven, acoger proyectos de compañías de trayectoria consolidadas y promover la colaboración entre creadores escénicos y creadores circenses. La gran carencia desde un punto de vista circense en Madrid es un espacio para residencias y creación. El Price no tiene salas de ensayos y eso es una limitación. Estamos intentando acondicionar rincones.

¿Y cómo afecta la pandemia?

Ahora hay que sumar esta limitación a resistir a la gran crisis social y económica que se avecina. Cada día es un gran esfuerzo colectivo, desde los propios artistas y trabajadores que tienen que cuidarse al máximo para no hacer peligrar el día a día del proyecto. Mantener la relación con el público es un importantísimo objetivo para esta temporada. Debemos conseguir que asistir a una experiencia circense sea agradable y que se perciba que es segura. Hemos tenido tradicionalmente gente de todas las edades, incluyendo un público mayor, y producciones como la de navidad que son muy familiares. Conseguir defender esto se avecina como un gran reto.

Es paradójica la situación de Madrid y Barcelona. A una le falta un circo estable y a la otra un centro de creación y residencias.

Nosotros lo solucionamos con presión en los tiempos de montaje. Tenemos alguna sala como Matilde de Fassi, aunque no acoge, de momento, aéreos. Recae todo en la pista y en la disponibilidad de la pista; no es la solución para poder acoger residencias. Durante el año pasado, tuvimos el proyecto Territorio Circo con el distrito Fuencarral y se acondicionó con la asociación Circo Scimmie Volanti un espacio de creación. Hicimos una especie de emparejamiento entre compañías y directores-dramaturgos y funcionó muy bien. En el ayuntamiento hay muy buena receptividad a este objetivo. Ahora bien, una embestida crítica como la que estamos viviendo no ayuda en la creación y apertura de nuevos proyectos, pero lo importante es que no caiga el tema de la mesa. Y sobre Barcelona, mi percepción desde fuera es que hay una red de exhibición quizás más activa que en Madrid. Esto no excluye la necesidad de una sala propia dedicada al circo, pero sí tengo la sensación de que hay en toda la comunidad autónoma festivales, salas que programan circo a lo largo del año, espacios de residencia que también tienen su linea de exhibición. Hay un ecosistema más frondoso de actividades circo del que ha podido haber en Madrid en los últimos años.

Al ser el Price municipal, ¿no entra en su estrategia de establecer sinergias entre Madrid y Barcelona?

Claro que hay sinergias. Estamos en diálogo creativo con el Grec, con el Estruch (he formado parte de la comisión de las residencias), La Central del Circ y FiraTàrrega. Quizás no hay una colaboración oficial, porque los tempos de una sala y los espacios de creación son distintos. Con La Central del Circ, cuando haya una posibilidad de trazar una colaboración de programa de residencias intercambiable, lo haremos. Hacemos seguimiento a las compañías del Ateneu de 9Barris. Vinieron con 'Invisibles' y funcionó fenomenal. Esta temporada tenemos a Rhum & Cia. Para mi es importante que haya circo catalán. Es un territorio especialmente fértil y es importante seguirlo atentamente y re-cogerlo en la propia programación.

¿Cómo empezaste en el Price?

Empecé como colaboradora del departamento de comunicación, coordinaba los anuarios que se escribían cada año, y luego pasé a colaborar con el departamento artístico en el que se decidía y revisaba la programación, las actividades paralelas, las colaboraciones, la red 360 de espacios circulares o las alianzas con otros festivales.

Entraste como ayudante en la etapa de Pere Piñol. ¿Qué aprendiste?

Muy bonita pregunta. Pere tenía una inmensa vitalidad. Hasta el último día estuvo trazando colaboraciones, siempre inquieto, exigente y vital. Cada día era una aventura seguir a esa mente inquieta por sus visiones. Su apuesta principal fue esa conexión internacional con compañías y festivales internacionales que creo que ha dado sus frutos. Cuando asisto —o cuando podía asistir a festivales internacionales— percibo que desde 2008, el Price ha sido un referente de programación internacional a nivel mundial en cuanto a circo actual. Las veces que han estado aquí Les 7 Doigts, Circa, Gravity, Circolombia, Nuevo Circo de Vietnam o Rasposo, hemos tenido la oportunidad de ver unas creaciones asombrosas.

Pero el circo tradicional se ha quejado mucho del papel que tiene en la programación.

Siempre existen las opiniones individuales y esto es positivo que ocurra. Tenemos una relación de colaboración muy valiosa con la UPAAC (Unión de Profesionales y Amigos del Circo), que celebra anualmente su reunión y después sus socios asisten a ver el espectáculo. Como espacio público e institucional, hay un esquema de partida que es difícil de compatibilizar con lo que ha sido históricamente el Price, en el que el empresario era el artífice y el corazón del proyecto. El circo municipal rinde homenaje al antiguo Price, pero son proyectos con identidades muy diferentes. No es el mismo proyecto en continuidad ni está formado por una saga familiar como sí lo estaba el antiguo Price. Quizás, inicialmente, al poner el nombre de Price ha dado lugar en todos estos años a una sensación que faltaba presencia de otro tipo de circo. Intentamos tender puentes y desde luego la memoria histórica es imprescindible abordarla y reivindicarla como patrimonio inmaterial. En la programación intentamos cubrir distintos gustos a lo largo del año. Sabemos que siempre va a existir una visión crítica desde lo particular y lo empresarial hacia los tiempos que están corriendo actualmente.

¿Qué es el circo para ti? ¿Ha cambiado a lo largo de estos años?

Mi mirada hacia el circo sigue siendo la de la fascinación y la convicción de que es un arte que expresa como nada la vida, el movimiento y el arrojo humano por explorar y por jugar con el límite. La palabra jugar para mí es muy importante. Como cultura hemos construido un confinamiento para la palabra juego, como relativa a unas edades, pero no es verdad. Necesitamos seguir jugando, imaginando y explorando, y el circo nos permite disolver nuestras rigideces y nuestros límites. Y eso sigue intacto. El juego con el movimiento, el juego con las direcciones, la riqueza dramatúrgica que tiene. La primera vez que entré en el Price fue para ver 'Smaller, poorer, cheaper', de la compañía australiana Acrobat. Me quedé sorprendida al ver la sala del Price. Como gestora hay que saber que es una sala exigente, pero como espectadora de circo sigo conservando la misma conexión.

Un reciente estudio de la Unión Europea reconoce una brecha entre el circo tradicional y el contemporáneo. El mismo informe indica que para que sobrevivan estos dos modelos hay que trazar puentes. ¿Estás de acuerdo?

Sí, claro que estoy de acuerdo. Queremos formar parte del diálogo y de la construción colectiva, por supuesto. La pregunta es desde donde se trazan estos puentes. El Price, como teatro municipal, tiene un alcance concreto. Todos tenemos que cooperar para que esto suceda, pero nos debemos principalmente al nivel municipal.

Se habla ahora de reforzar la dramaturgia en el circo contemporáneo.

Creo que en la práctica ya se hace. Simplemente falta visibilizar o comunicarse mejor. Por ejemplo, el espectáculo 'Alejandra' de Jorge Albuerne es de una riqueza dramatúrgica asombrosa. Por eso te digo, creo que ya está sucediendo desde hace décadas. Falta tomar conciencia o incluso nos faltan puntos de encuentro y académicos. En castellano falta mucha bibliografía por desarrollar. Le falta mucho por revisar, no desde la práctica sino desde la reflexión y la escritura. Por ejemplo, Zirkólika hace esta labor de recoger la actualidad y la reflexión en artículos que son muy valiosos, y creo que faltan más. No es que haya una inmensa bibliografía en otras lenguas, pero la hay. Hace poco he escrito un ensayo de 15 páginas que me pidieron para un manual sobre dramaturgia y circo, que publicará la editorial Antígona, y pude exponer por primera vez por escrito las reflexiones de estos años.

PASEO POR LAS TROPAS DEL CIRCO PRICE

La directora del Price, María Folgue­ra nos guía a través de la palabra por el interior del circo de la ronda de Atocha, en pleno centro de Madrid. “La sala Sebastián el Cano es el antiguo edifi­cio de oficinas y se usa ahora para reunio­nes y ensayos. También es el espacio para los talleres del campamento de verano, que este año tuvimos que hacerlo tristemen­te online”. Folguera nos sigue guiando por el interior de esta antigua fábrica de galle­tas y también de material de radio: “Detrás de la pista tenemos la sala Parish, pero es la trasescena y un espacio esporádico y de trabajo técnico y almacenaje cuando te­nemos producciones grandes como navi­dad. Alguna vez hemos acogido espectá­culos de clown y a veces se instalan gradas de muy pequeño formato, como magia de cerca.” Continuamos con una sala bautiza­da bajo la direcció de Folguera para reivin­dicar el papel de las mujeres. “La Matilde de Fassi está arriba y acoge ensayos, pero sobre todo talleres educativos”, relata Fol­guera. Nos queda la sala Trapecio. “Está en la fachada principal y la usamos para con­ferencias, charlas, proyecciones y talleres”, nos aclara la directora. Y le pregunto por el gran patio interior, rodeado de vecindario y, como el edificio, a pocos metros del mu­seo de arte Reina Sofia. “El patio —explica la directora— se utiliza para hacer el campa­mento de verano y muchas veces, en pro­ducciones grandes, residen las compañías que viven en caravanas."

(Artículo publicado en el número 66 de la revista Zirkólika)

Puedes suscribirte a la revista aquí

IDEAS · CIRCOTECA

Descubre más en

Zirkólika

La cultura circense para los zirkólikos culturales.
Las artes circenses en su máxima expresión: impreso y online, para leer, ver, escuchar, experimentar y comprar.
^