El circo Phénix presenta la tercera edición de Cirkafrica, toda una muestra cultural y circense africana traída a la pista de un circo. Un chapiteau sin torretas que dificulten la visibilidad y una pista cuadrada de grandes dimensiones; una banda de nueve músicos, también todos africanos; a lado y lado de la pista unas puertas de acceso de los artistas; poca escenografía, ocupando en su lugar un esplendido juego de luces que llenaba todo el interior de la carpa. Así es el nuevo espectáculo del circo Phénix. En total, más de 20 artistas de origen africano en pista mostrando sus proezas y sus logros.

 

Es genial poder ver en un escenario artistas que, a parte de dominar muy bien su disciplina circense, se mueven de una manera espectacular. Lo envidiable de todo esto, es que lo hacen de forma muy natural. Además, el espectáculo contaba con un cuerpo de baile mixto. Vestuario con esencia africana, con música que te hacia sentir como si estuvieras en el corazón de una tribu, siempre cargada de percusión. Aún así, con una sonoridad muy occidental. La verdad, no sé si hacia falta hacer versiones de temas como los del Rey León (entre otros). No me acabó de encajar mucho en el sí de todo el espectáculo. No ayuda a sumergirse de pleno en lo que estás viendo.

 

Uno de los números que más me impactó fue el del trio de zanqueros. Alzados a más de 2 metros del suelo, realizaban ejercicios muy impactantes, además de no parar nunca de bailar. Espectacular. Se cogían los unos con los otros, realizaban figuras, de golpe uno hacia el pino. Digno de ver. No podían faltar números como mano a mano, con un trio femenino, un número a dúo de mazas y diábolo o uno de triple mástil con una troupe de seis acróbatas. Estos últimos realizaron también un número de plancha coreana de estuvo de diez. El espectáculo acabó con un número de manipulación de cuencos metálicos gigantes llegando a girando de forma simultánea hasta diez, repartidos por el cuerpo del artista.

 

Siempre que veo números en los que participan gente de color me quedo con muy buen sabor de boca. Me transmiten mucha energía positiva. Siempre llevan una sonrisa sincera, se les ve felices de hacer lo que hacen. Y sumando esto que decía de cómo se mueven, te entran ganas de salir a bailar con ellos y pasártelo bien. Así es el circo, un encuentro de múltiples culturas, maneras de entender la vida, pero todas a través de un mismo arte. Menos mal que aún nos queda esto. Para los más ansiosos, la nueva próxima producción que se presentará a finales del 2018 se llama Le rois des signes, Los reyes de los signos. Contará con las estrellas del circo de Pekín.