Karlus Soler: el excéntrico mago visionario

Karlus Soler: el excéntrico mago visionario

Karlus Soler (Figueres, 28/10/1972) es de aquella generación de niños que se inició en el mundo del ilusionismo gracias a las famosas cajas mágicas de Magia Borrás. Todavía se acuerda de lo complicado que era seguir las instrucciones del librito, nada que ver con ahora que con los tutoriales de YOUTUBE en los que se aprende rápido.

Con el paso del tiempo fue ampliando sus conocimientos en la materia gracias a un primo suyo que sabía hacer trucos con cartas y leyendo los pocos libros de magia que encontró en la biblioteca de Figueres.

Aprendió por su cuenta a distancia gracias a programas televisivos como “La màgia màgica del Màgic Andreu” y “Cajón desastre”, con el que Juan Tamariz colaboraba.

Karlus grababa todos estos programas en una cinta de vídeo VHS y después los estudiaba con paciencia infinita, rebobinando tantas veces como fuera necesario hasta dar con el truco, circunstancia que dicho sea de paso ocurría la mayoría de las veces.

Tamariz decía en “Cajón desastre” que si alguien quería aprender magia mandara una carta. Karlus pensó que si lo hacía le enviarían algún truco con sus correspondientes explicaciones, pero en lugar de eso le enviaron una lista de las asociaciones de magia que existían en aquel momento por todo el país y otra de las tiendas de magia que habían en Barcelona: El Rei de la Magia, Mágicus y Selecciones Mágicas.

Karlus escribió una carta a la SEI de Girona (Sociedad Española de Ilusionismo) y le respondieron concretando el día de la semana y el lugar en el que los magos se reunían para compartir trucos y técnicas.

Aquel simpático adolescente cayó a todos en gracia y especialmente al fundador de la SEI en Girona: Esteban Acebo Colon, un genio de la cartomagia que le enseñó cómo aplicar el cálculo mental a la magia.

Hasta los dieciséis años no se atrevió a hacer un espectáculo de magia fuera de su círculo de familia y amigos. Todo era siempre improvisado: solía llevar algo en los bolsillos, una cuerda o una baraja de cartas, y cuando sus amigos le presentaban a alguien solía romper el hielo haciendo magia.

La vida de Karlus dio un giro de 360 grados el día que acudió a la “Trobada Màgica Internacional en la Costa Brava” que el Mag Xevi organizaba en Platja d’Aro (Girona). Poco después asistió por primera vez al Congreso Mágico Nacional de Zaragoza (1992) en el que pudo ver en directo a grandes maestros como Li-Chang, Pepe Carroll, Anthony Blake y Juan Tamariz.

A los dieciocho creó con unos amigos el grupo mágico “La Pera Màgica” y posteriormente “Il·lusionat” su primer espectáculo en solitario que empezó a presentar en comuniones y cumpleaños. Luego vino “Divermàgic” en el que incorporó grandes ilusiones como la caja de espadas.

En 1994 creó el grupo Magic Factory junto a Raül Black y Fèlix Brunet, con los que pudo hacer realidad el gran sueño de su infancia: convertirse en inventor. No les quedó otra porque no tenían dinero para comprar los aparatos de grandes ilusiones. Buena parte de la inspiración la encontraron estudiando con detenimiento los aparatos que utilizaba David Copperfield en sus apariciones televisivas.

Con “Mystic Dreams”, un espectáculo de grandes ilusiones que tenía una hora de duración, ganaron un tercer premio en el Campeonato de Francia de Magia celebrado en La Puy en Velay (1994), un gran éxito puesto que los dos primeros premios quedaron desiertos.

El truco más sorprendente de “Mystic Dreams” era “Metamorfosis”, un triple cambio que les valió el primer premio en el Congreso Mágico de Valladolid (1995).

Posteriormente Fèlix Brunet abandonó la compañía y Karlus y Raül, junto a la partenaire Rosa crearon “Kimera”, un espectáculo de grandes ilusiones, teatralizado y sin palabras, enfocado para el público infantil. Bajo la dirección de Txell Roda crearon tres personajes bien diferenciados: Raül era un mago chapucero, Rosa una bailarina y Karlus daba vida a un personaje clownesco.

Magic Factory se disolvió en 2007: Raül Black creó su propia compañía de grandes ilusiones con la que llegó a ganar en Blackpool el tercer premio en el campeonato europeo de F.I.S.M. (Fédération Internationale des Sociétés Magiques) y Karlus optó por crear espectáculos unipersonales de pequeño formato como “Il·lusiona’t”.

Pero Karlus se dio cuenta de que con la magia clásica sólo conseguiría ser un mago más y entonces quiso ir más allá, creando personajes cómicos que, sin prácticamente mediar palabra y con el uso de la mímica, recrean una historia, circunstancia que al principio no fue del agrado de sus compañeros más clásicos puesto que suponía una ruptura con la tradición.

Karlus empezó a hacer cursos de clown y humor gestual en El Galliner, la escuela de teatro de Girona en la que fue alumno de Claret Papiol, Marcel Tomàs, Pere Hosta y Pep Vila. 

“El Gran Thurston” fue al principio un número de unos quince minutos de duración y acabó siendo un espectáculo de una hora que contó con la dirección de Àngel Amieva. La idea era sencilla: Karlus era el ayudante de un mago que, a pesar de tenerlo prohibido, empieza a hacer magia con los trucos de su jefe. Su innovadora propuesta fue todo un éxito que le valió alzarse con el segundo premio de Magia Cómica en el Congreso Mágico Nacional de la Coruña (2010).

Después de esta propuesta de magia cómica de sala, creó un espectáculo de calle bajo la dirección de Pere Hosta: “The Bellboy”, en el que Karlus se convierte en un botones que recorre las calles con un carro cargado de maletas buscando el Grand Hotel. Sabe que no puede tocar nada, pero la tentación le puede y acaba haciendo magia con el contenido de las maletas.

El confinamiento a causa de la COVID-19 le pilló con una idea en mente: “Toilet”, otro espectáculo de calle en el que un cómico personaje recorrería las calles con lavabo público móvil con el que pretendía interactuar con los transeúntes. Pero las restricciones sanitarias le hicieron cambiar de planteamiento que no de idea, creando un espectáculo adaptable tanto a sala como a la calle, bajo la dirección de Txe Arana.

IDEAS · CIRCOTECA

Descubre más en

Zirkólika

La cultura circense para los zirkólikos culturales.
Las artes circenses en su máxima expresión: impreso y online, para leer, ver, escuchar, experimentar y comprar.
^